"Más bien voy a lanzarme en paracaídas", dijo Papa Francisco a quienes querían disuadirlo de ir a República Centroafricana: en este pobre país, agotado por la violencia y las guerras entre grupos étnicos el Papa quería abrir la primera Puerta de la Misericordia. Las 36 horas pasadas en Bangui, la capital, han sido intensas: reunión con las autoridades, visita al campo de refugiados cerca del aeropuerto, diálogo con los jóvenes, apertura de la Puerta Santa, Misa en el estadio. Pero el momento más intenso fue la visita a la mezquita donde se reunió con las autoridades musulmanas en un país que está sangrando a causa de los violentos enfrentamientos entre milicias musulmanas y cristianas que se dan, no por razones religiosas, sino por muchos y variados intereses; el día mismo de la llegada del Papa dos cristianos fueron asesinados en la parroquia "Nuestra Señora de Fátima", a cargo de los misioneros Combonianos en el barrio musulmán donde se sitúa la mezquita de Koudoukou que el Papa visitaría.

Aquí estaba, para darle la bienvenida, el Imam Tidiani Moussa Naibi, vestido de blanco, quien hizo acomodar al Papa en un sofá y se sentó a su lado. "Mi visita pastoral en la República Centroafricana no estaría completo si no incluyera esta reunión con la comunidad musulmana", dijo Francisco. "Juntos, rechacemos el odio y la venganza, digamos no a la violencia, especialmente la que se perpetra en el nombre de una religión o de Dios. Dios es paz, Dios es salam". Luego el Papa pidió de ir en frente del mihrab, el centro devocional de una mezquita: allí se quedó en silencio, rezó recogido unos minutos, y recibió el don de una tableta con grabado un versículo del Corán: "Si encuentras personas más dispuestas a amar, estas son las que se llaman cristianos". Una frase sorprendente dicha por musulmanes? En realidad no, si sólo se recuerda que cuando Muhammad fue expulsado de La Meca, una buena parte de su primera comunidad se refugió donde los cristianos de Etiopía. Francisco, sin hacer distinción entre las muchas heridas que afligen al país y sin emitir sentencias contra los responsables, subrayó la experiencia de encuentro y diálogo entre cristianos y musulmanes. "En estos tiempos dramáticos", dijo, "los líderes religiosos cristianos y musulmanes han querido ponerse de pie frente a los desafíos. Han jugado un papel importante en el restablecimiento de la armonía y la fraternidad entre todos. Podemos recordar los muchos gestos de solidaridad que cristianos y musulmanes han tenido con sus compatriotas de otra denominación religiosa, acogiéndoles y defendiéndoles durante esta última crisis, en este país y en otras partes del mundo".

Y hoy se está dando una revolución silenciosa en el mundo islámico. A las manifestaciones, tal vez superficiales del "No en mi nombre" se unen reacciones más profundas. Por ejemplo, un grupo de musulmanes, entre ellos la periodista feminista Asra Nomani, hacen un llamado para construir un nuevo movimiento: "Somos musulmanes que viven en el siglo 21. Estamos a favor de una interpretación respetuosa, misericordiosa e inclusiva del Islam. Estamos luchando por el alma del Islam y por una renovación del Islam que derrote la ideología del islamismo, o del Islam politizado, que busca crear estados o califatos islámicos. Buscamos recuperar el espíritu progresista con el que el Islam nació en el siglo 7 para avanzar rápidamente en el siglo 21. Rechazamos las interpretaciones del Islam que llaman a cualquier tipo de violencia, de injusticia social o a un Islam politizado. Frente a las amenazas del terrorismo, de la intolerancia y de la injusticia social en nombre del Islam, hemos reflexionado sobre cómo podemos transformar nuestras comunidades para que se edifiquen sobre tres principios: la paz, los derechos humanos y el buen gobierno laico. Estamos anunciando hoy la formación de una iniciativa internacional: el Movimiento de Reforma musulmana".

Por su parte Abdennour Bidar, un filósofo y escritor francés, que ha publicado Plaidoyer pour la fraternité y Lettre ouverte au monde musulman (A favor de la fraternidad y Carta abierta al mundo musulmán), nutre la esperanza de un islam abierto a la modernidad y profundamente espiritual. "Las reacciones de los propios musulmanes que expresan su rechazo a Daesh (Nombre árabe de ISIS) son necesarios y beneficiosos. Pero insuficientes. No es suficiente decir no hagamos una amalgama entre Islam y islamismo. Los musulmanes de todo el mundo deben pasar del reflejo de legítima defensa a la responsabilidad de la autocrítica. [...] De hecho toda una cultura [la musulmana] está amenazada por la regresión hacia el oscurantismo, el dogmatismo, el neo conservadurismo, un rigor incapaz de adaptarse al presente y a sociedades de diferentes contextos. [...] Es un cáncer frente al que los musulmanes clarividentes sufren constatando como su religión se degenera. [...] La tarea es que se debe hacerlo todo, cada uno a su respectivo nivel y con sus medios, para regenerar, reinventar, transformar esta cultura espiritual en peligro. Y para ello, lo primero que debemos entender es que se debe dejar de limitarse a decir este no es el verdadero Islam, este oscurantismo no es el Islam de mis abuelos, de mi aldea o la edad de oro del Islam, como él de la España andaluza". [...] No hay nada más estéril que querer construir el futuro con el pasado! [...] Cual es la responsabilidad de las musulmanes y los musulmanes en las sociedades europeas? Deben comprometerse masivamente, no sólo como creyentes en una religión, sino como ciudadanos a participar en el progreso moral y social común, en la reconstrucción de una Europa más justa, más fraterna. Contra el liberalismo salvaje, contra la desigualdad entre ricos y pobres, en contra del materialismo anti-espiritual de nuestras sociedades. Si participan en todas estas batallas los musulmanes de Europa pueden hacer valer su propia voz, y tal vez, construir el modelo de identificación con la cultura musulmana que no sea replegada sobre sí misma, a la defensa de su  identidad y sus intereses, sino abierta y comprometida en una lógica de contribución al bien común".

Palabras lindas e iluminadas, pero de no fácil aplicación. Es cierto: a leer el Libro de los Macabeos del Antiguo Testamento, algunas de sus frases se parecen a las crónicas periodísticas sobre el Isis. Es cierto: la resurgencia hindú en la India no es menos extremista ni más liviana que el islamismo. Pero el Antiguo Testamento vio roto sus ídolos de absolutismo sagrado por el evangelio de Jesús: una fractura interna que nos ha permitido superar los tiempos oscuros de una civilización cristiana imbuida de sed de poder y de dominación para llegar a un Papa como Francisco. El Hinduismo tuvo su ruptura interna con el budismo y tiene allanado el camino "para regenerar, reinventar, transformar su cultura espiritual que se hunde". En el Corán la cultura de la sumisión a Alá y de la misericordia se sobrepone y se cruza con la experiencia histórica de la violencia jihaidista: solamente un "modernismo islámico" con una crítica literaria será capaz de separar las dos corrientes presentes en el Corán y mostrar que las dos caras del Islam - los fieles sumisos a Alá y el movimiento político y militar deseoso de dominar el mundo por la religión - no tienen hoy ninguna razón ni espacio para seguir coexistiendo.

Fuera de la mezquita Francisco se quedó un tiempo entre las carpas de un grupo de refugiados y entró en la escuela de Koudoukou, donde los jóvenes cristianos y musulmanes estudian juntos. Parece decirnos: no es encerrándonos sino abriéndonos a una aceptación reciproca que vamos a cambiar nuestro corazón, cambiar el mundo y permitir que el Islam encuentre hoy su camino.

Juan Pablo Pezzi, Mccj

Fuentes

http://www.vita.it/it/article/2015/11/30/quel-regalo-degli-imam-a-francesco/137574/     

http://www.lesoir.be/1047874/article/debats/cartes-blanches/2015-11-19/abdennour-bidar-seule-force-daesh-est-profiter-nos-faiblesses 

http://religiondispatches.org/declaring-a-theological-state-of-emergency-trumps-ignorance-must-not-be-ours/