Justicia, Paz, Integridad<br /> de la Creación
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Una larga cola de pobres a la espera

Newark 30.11.2011 Gian Paolo Pezzi Traducido por: Originale

Era la vigilia de Thanksgiving Day, 24 noviembre día de acción de gracias -día de vacaciones con matiz religioso en sus comienzos-: de repente me encontré pensando en que deseos de Navidad 2011 enviarte. El ruido que bajo mi ventana aumentaba me hizo asomar: una larga cola de pobres estaba a la espera de la canasta-regalo y del tradicional pavo para poder festejar.

Sin decir palabra, gritaban una gran verdad: ¡la crisis económica es fuerte, el gran sueno americano se acaba! A Newark, donde vivo ahora, los pobres son el 24% de la población según las estadísticas oficiales; la Caritas diocesana afirma que son mucho más ya que los pedidos de ayuda para comida, salud, alquiler de vivienda en los últimos dos años han aumentado á más del 40%.  

La fiesta de Thankgiving  se debe a una comunidad de inmigrados del Massachusetts: eran 400 cuando dejaron Europa. Durante el viaje y el primer invierno 200 murieron. Luego, los llamados “indios” del lugar les enseñaron a cultivar maíz y sapote y a criar pavos. Después de la cosecha del segundo año de llegados, constataron con gozo que nadie se había muerto. Se reunieron entonces para un gran banquete comunitario al que invitaron también á los “indios”: era evidente que a ellos les debían estar con vida. En noviembre de 1623, William Bradford, Gobernador de la Colonia, institucionalizó la fiesta:Que todos los peregrinos, con sus esposas y sus pequeños, se reúnan en la Casa de las Asambleas sobre la colina... Escuchen al pastor y den gracias a Dios Omnipotente por todas sus bendiciones”.

Hoy es una fiesta solo cívica, sin embargo se celebra siempre con pavo, sapote y maíz: sin darse cuenta, los gringos hacen memoria de la generosidad de los “indios” a quienes, como agradecimiento, luego les robaron las tierras, masacrando a quien se resistiera. La bondad que los había recibido era entrada ya en el olvido.

Navidad. Otra fiesta que de igual manera habla de la bondad de Dios Padre. También va siendo olvidada con facilidad para dar cabida a regalos y deseos repetidos, solo porque haciéndolos nos hacemos de algún  modo presentes. Y sin embargo, como todos los cuentos maravillosos aunque verdaderos, Navidad tiene siempre algo nuevo que contar. Por ejemplo, ¿cómo le fue a ese señor olvidado y también importante, el dueño de la posada, quién dijo: “No hay más lugar”!! ¿Era eso verdad o solo pensó que con esa pobre gente poco habría que ganar y que una mujer encinta solo trae problemas?                                  

Una cosa es cierta, él también después de un tiempo habrá tenido que golpear a la puerta del Paraíso. ¿Quién le habrá abierto? ¿Jesús, María… o José muerto poco antes? ¿Le habrán dicho con una sonrisa irónica: “Buen hombre, no hay más lugar, vaya andando, un poco más lejos hay una gruta bien confortable!”?

A lo mejor habrá sido acogido con gozo. ¡Al fin y al cabo si no fuera por su rechazo, en la historia de Navidad no habría ni gruta, ni pesebre ni pastorcitos! Jesús habría sin duda encontrado otra manera de llegar entre nosotros, esto es cierto, y cierto es también que siempre lo habría hecho gracias a personas que cierran la puerta en la cara, como este hotelero, o la abren de par en par con confianza como hicieron los “indios del Massachusetts”!                                                                                            

“Hacer de las emergencias, oportunidades”, es el titulo de un libro. Su autor, aquí en los EEUU, ha ganado bastante plata, a lo mejor porque ofrece algo que todos hoy necesitamos: una esperanza que no nos abandone ni siquiera en las situaciones más tristes, ni siquiera cuando el futuro parece muy incierto.

No siempre es fácil verle a Dios actuar entre nosotros y divisar en cada persona que encontramos un hermano o una hermana a quien ofrecer amistad y hermandad. La incertidumbre y el miedo –a veces también legítimos y justificados- quitan libertad interior y espacio para actuar con humanidad.

Sabio fue quién escribió en la puerta de nuestra Iglesia aquí en Newark: ¡Recuerda! Navidad es siempre y solo Jesús.

Los tengo a todos en mi corazón y en mis oraciones

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