El 15 de noviembre de 2022, la población mundial alcanzó la cifra histórica de 8.000 millones de personas. Es una cifra asombrosa, pero ¿qué significa? ¿Cuáles son las implicaciones para la vida, los derechos, la salud y la futura descendencia de todas estas personas? Por último, ¿la "bomba demográfica" mundial estallará nunca como se temía? Un nuevo informe del UNFPA desmiente 8 mitos sobre un mundo de 8.000 millones.
La tan temida "bomba demográfica" podría no estallar, según los autores de un nuevo informe del UNFPA que estima que el número de seres humanos alcanzará su pico más bajo antes de lo previsto, escribe Jonathan Watts el 27 de marzo de 2023 en The Guardian. El estudio "proyecta que, según las tendencias actuales, la población mundial alcanzará un máximo de 8.800 millones antes de mediados de siglo, para luego disminuir rápidamente". Mientras, "estudios anteriores habían pintado un panorama más sombrío. El año pasado, la ONU estimó que la población mundial alcanzaría los 9.700 millones a mediados de siglo y seguiría aumentando varias décadas después"; este estudio al contrario "prevé que las políticas actuales bastarán para limitar el crecimiento de la población mundial por debajo de los 9.000 millones en 2046 y luego descender a 7.300 millones en 2100". El pico de descenso podría llegar antes "si los gobiernos de todo el mundo suben los impuestos a los ricos para invertir en educación, servicios sociales y mejora de la igualdad", y la población mundial "podría alcanzar un máximo de 8.500 millones en 2040 y luego descender un tercio hasta unos 6.000 millones en 2100". Para 2050, además, las emisiones de gases de efecto invernadero serían "alrededor de un 90% inferiores a las de 2020 para seguir disminuyendo".
"Las nuevas previsiones son una buena noticia para el medio ambiente mundial", pero el "descenso de la natalidad no resolverá por sí solo los problemas medioambientales del planeta". "El descenso de la población, en efecto, también puede crear nuevos problemas" y "El actual paradigma de desarrollo de sobreconsumo y sobreproducción", son problemas mayores que la población. Entonces, ¿en qué debemos centrarnos? ¿En la migración descontrolada, en el miedo de los ancianos a perder el sustento, en que las mujeres se reproduzcan más, o menos? Más bien deberíamos preguntarnos: ¿Qué es realidad, ¿qué es ficción y cuál es el futuro más allá de las cifras?
Mito 1: Nacen demasiadas personas
Catástrofes climáticas crecientes, conflictos interminables por los recursos, hambre galopante, pandemias, devastación económica: las causas de estas crisis son múltiples y se superponen. Muchos señalan con el dedo las tasas de fertilidad: la población mundial es demasiado numerosa. Pero lo cierto es que alcanzar los 8.000 millones es un signo de progreso humano.
Significa que sobreviven más recién nacidos, que más niños van a la escuela, reciben atención sanitaria y llegan a la edad adulta. La gente vive hoy casi 10 años más que en 1990.
Los cambios en las tasas de fertilidad apenas cambiarían la trayectoria actual de crecimiento de nuestra población. De hecho, el ritmo de crecimiento de la población está disminuyendo considerablemente, lo que nos lleva al siguiente mito.
Mito 2: No nace suficiente gente
Desde la década de 1950, el número medio de hijos que tienen las mujeres en todo el mundo se ha reducido a menos de la mitad, de 5 a 2,3. Dos tercios de la población mundial viven en lugares con tasas de fecundidad por debajo del nivel de reemplazo. ¿Es esto una señal de alarma? ¿Las personas mayores agotarán todos nuestros recursos de servicios sociales y las naciones menguarán y morirán?
No. Es una señal de que los individuos son cada vez más capaces de ejercer el control sobre su propia vida reproductiva. El descenso de las tasas de fecundidad no tiene por qué traducirse en una reducción general de la población. Muchos países han experimentado un descenso de sus tasas de población desde los años setenta, pero aun así han crecido debido a la migración. Todas las poblaciones están envejeciendo, como consecuencia del aumento de la longevidad.
Mito 3: Son cuestiones demográficas, no de género
Las poblaciones son personas, y las personas nacen actualmente en un mundo de desigualdad de género profundamente arraigada. La reproducción humana debería ser una elección, pero trágicamente a menudo no lo es. Alrededor del 44% de las mujeres en pareja no pueden ejercer su autonomía corporal: no pueden tomar sus propias decisiones sobre el cuidado de su salud, sobre tener o no relaciones sexuales ni sobre tener hijos. Casi la mitad de los embarazos no son deseados. Medio millón de nacimientos al año son de niñas de 10 a 14 años. Solo un cuarto o un tercio de las mujeres en las regiones de ingresos bajos y medios tienen el número de hijos que habían planeado, al ritmo planeado, si es que habían planeado tenerlos.
Sin embargo, la retórica y los responsables políticos recurren a las tasas de fertilidad como solución preferente. ¿Con qué frecuencia proponen soluciones que tengan en cuenta los deseos de fecundidad de las mujeres y las niñas? No con suficiente frecuencia.
Mito 4: La tasa global de fecundidad ideal es de 2,1 hijos por mujer
Se dice que 2,1 hijos por mujer es el nivel de fecundidad de sustitución, la tasa media necesaria para reemplazar una población a lo largo del tiempo. En general, esto es cierto.
Pero hacer de la cifra 2,1 el patrón de oro de las políticas demográficas, es un error. En primer lugar, 2,1 es la tasa media de reemplazo en los países con una mortalidad infantil y de la niñez muy baja y una proporción natural de sexos al nacer, no de países con una mortalidad alta o una proporción de sexos sesgada. Tampoco tiene en cuenta los cambios en la edad de las mujeres al momento del parto ni el impacto de la migración. Es un objetivo engañoso e inalcanzable. No hay ninguna razón para que una tasa de fecundidad del 2,1 dé lugar a los mayores niveles de bienestar y prosperidad.
Mito 5: Tener hijos es irresponsable en un mundo de catástrofes climáticas
Esta lógica sugiere que las mujeres de los países con altas tasas de fertilidad son las responsables de la crisis climática. De hecho, son las que menos han contribuido al calentamiento global y las que más sufren sus efectos.
El 10% más rico de la población humana es responsable de la mitad de todas las emisiones de gases de efecto invernadero, mientras vive en países con tasas de fertilidad más bajas. ¿Qué pueden decir estos datos? Que reducir las tasas de fertilidad no solucionará la crisis climática; en su lugar, necesitamos niveles sostenibles de consumo, reducir las desigualdades e invertir en fuentes de energía más limpias.
Mito 6: Necesitamos estabilizar las tasas de población
Esta creencia parte del supuesto de que determinadas tasas de población son buenas y otras malas. Pero no existe un número perfecto de personas, ni debemos prescribir un número de hijos que cada mujer deba tener. La historia ha demostrado el daño que puede causar este tipo de pensamiento, como la eugenesia y el genocidio. En la actualidad, la comunidad internacional rechaza firmemente los esfuerzos de control de la población, pero aun así existe grandes esfuerzos por influir en las tasas de fecundidad.
La ONU ha estudiado las actitudes de los gobiernos hacia el cambio demográfico en la última década. Una conclusión notable es el número de países que adoptan políticas con la intención de aumentar, reducir o mantener las tasas de fertilidad de sus ciudadanos. No se trata necesariamente de políticas coercitivas; pueden ser hasta positivas porque aumentan el acceso a los servicios sanitarios. Pero, en general, los esfuerzos por influir en la fecundidad están correlacionados con peores resultados en materia de democracia y libertad humana. La conclusión es que todo individuo tiene el derecho humano fundamental de elegir, libre y responsablemente, el número y el espaciamiento de sus hijos. Nadie, ni los políticos, ni los expertos, ni los legisladores pueden quitarle ese derecho.
Mito 7: Nos centramos en las tasas de fertilidad porque no tenemos datos sobre lo que quieren las mujeres
La preocupación por la población se centra en las tasas de fecundidad o natalidad, mientras que nadie se pregunta qué quieren las personas para su propia vida reproductiva. Los expertos temen que los datos sobre intención de fecundidad sean poco fiables, porque las intenciones declaradas por una mujer pueden cambiar con el tiempo, dependiendo de las circunstancias. La gente puede ser ambivalente en cuestiones como el tamaño de la familia.
Pero tampoco se tiene en cuenta lo que las mujeres y los grupos marginados necesitan y esto abre la puerta a perjuicios y violaciones de derechos. De hecho, los llamamientos para aumentar o disminuir las tasas de fertilidad son a menudo esfuerzos para controlar su fecundidad, en lugar de asegurar a las mujeres y las niñas el propio control sobre sus elecciones. Decir "las tasas de fertilidad son demasiado altas" o "demasiado bajas" deja de lado los intereses de las mismas personas de cuya fertilidad se está hablando.
Mito 8: Derechos y opciones son lindas cosas en teoría, pero inasequibles en la realidad
No apoyar los derechos reproductivos siempre tiene un coste para las mujeres y los más marginados. Se debe trabajar para ofrecer una gama completa de servicios de salud desde la elección de la concepción hasta el parto seguro y la atención a la infertilidad. Estas intervenciones pueden ayudar a las personas y a las sociedades a prosperar.
Al final, ¿se trata realmente de cifras?
¿Demasiadas personas? ¿Demasiadas pocas? ¿Cuál es el número correcto? Nos estamos haciendo las preguntas equivocadas. Lo que deberíamos preguntarnos es "¿pueden las personas, especialmente las mujeres, tomar libremente sus propias decisiones?". La respuesta, con una frecuencia inaceptable, es no.
El informe Estado de la Población Mundial 2023 muestra que demasiadas personas siguen sin poder alcanzar sus objetivos reproductivos. Los cuerpos de las mujeres no deben ser cautivos de las decisiones de los gobiernos ni de nadie más. La planificación familiar no debe ser una herramienta para alcanzar objetivos demográficos, sino para empoderar a las personas.
"La reproducción humana no es ni el problema ni la solución. Cuando situamos la igualdad de género y los derechos en el centro de nuestras políticas de población, somos más fuertes, más resistentes y más capaces de hacer frente a los retos derivados de la rápida evolución de las poblaciones." (Dra. Natalia Kanem, Directora Ejecutiva del UNFPA).
Sin embargo, ¿es ésta una respuesta definitiva al problema, o tan sólo una entrada para pensar mejor?
Véase, Population bomb, bust – or boon? New UNFPA report debunks 8 myths about a world of 8 billion
Foto. El 15 de noviembre, la población mundial alcanzó la cifra histórica de 8.000 millones de personas. El informe Estado de la Población Mundial 2023 del UNFPA se pregunta qué significa esto para sus vidas, sus derechos, su salud y su futuro. © UNFPA/ARTificial Mind/Cecilie Waagner Falkenstrøm
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