El Fondo Monetario Internacional (FMI) alentó gastos sociales por 1000 millones de dólares en 13 países pobres, y a la vez les requirió austeridad en el gasto público por cinco mil millones, contraste resaltado por un nuevo informe de la coalición internacional de lucha contra la pobreza Oxfam.
“Esto sugiere que el FMI fue cuatro veces más efectivo para lograr que los gobiernos recortaran sus presupuestos que para garantizar inversiones sociales mínimas”, dijo el director ejecutivo interino de Oxfam Internacional, Amitabh Behar.
Oxfam sostiene que el papel de los prestamistas multilaterales para ayudar a proteger de la crisis económica a las personas de los países de bajos y medianos ingresos “es incoherente e inadecuado”.
Esa iniciativa “está hecha jirones”, expresa la coalición de 19 organizaciones no gubernamentales en su informe “El piso de gasto social del FMI ¿Una hoja de parra para la austeridad?”, y abonaría en cambio una nueva “década perdida” para el desarrollo.
Behar consideró que “esto es profundamente preocupante y decepcionante, dado que el propio FMI instó a los países a reconstruirse mejor después de la pandemia, invirtiendo en protección social, salud y educación”.
“Entre los 2000 millones de personas que más sufren los efectos de los recortes de austeridad y la reducción del gasto social, sabemos que son las mujeres las que siempre se llevan la peor parte”, añadió el responsable de Oxfam.
Oxfam analizó los componentes de protección social, salud y educación en todos los programas de préstamos del FMI acordados con 17 países de bajos y medianos ingresos en 2020 y 2021. Encontró inconsistencias y que “no existe una forma estándar o transparente de seguir el progreso, y muchas de las metas mínimas fueron inadecuadas”.
Según sus datos, ninguno de los 17 países tiene actualmente un piso de gasto social suficiente para cubrir el costo de cumplir la meta de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible para la salud, “y mucho menos metas en otras áreas como educación”.
Los pisos acordados por el FMI con Camerún, Chad, Jordania y Madagascar significaron que sus objetivos de gasto social establecidos en el programa en realidad disminuyeron entre tres y cinco por ciento durante el transcurso de sus préstamos, lo cual “sugiere que la austeridad está devorando el gasto social”.
En 11 casos en los que los países mostraron un aumento nominal en sus gastos sociales mínimos, parecía que no se tuvo en cuenta la inflación. Cuando Oxfam lo hizo, sus tasas de aumento fueron notablemente más lentas y, en tres casos, registraron una disminución real.
Los programas de préstamo también son en gran parte ciegos al género. Solo cuatro países prestatarios -Costa Rica, Gambia, Jordania y Moldavia- habían realizado consideraciones sustantivas sobre cuestiones de género en sus préstamos del FMI.
En otros 13 casos esa información era “muy limitada” y, en Surinam, completamente ausente.
Oxfam analizó 63 de las 124 condiciones relacionadas con los pisos sociales que tenían datos de implementación disponibles, y descubrió que solo 65 % (41 de 63) se habían implementado realmente.
La República Democrática del Congo y Madagascar no han cumplido ninguno. Solo Jordania había cumplido con todos sus pisos de gasto social.
En contraste, esos países implementaron 85 % de sus objetivos de austeridad. Los países están luchando para cumplir con sus gastos sociales mínimos y Oxfam cree que eso se debe en parte a que tienen que hacer recortes presupuestarios por temor a que se retrasen los tramos de sus préstamos.
“Para empeorar las cosas, estos pisos sociales se han vuelto más como techos”, dijo Behar. “Mientras que solo la mitad de los 17 países que analizamos habían alcanzado sus pisos mínimos de gasto social -lo cual es bastante decepcionante-, solo dos habían gastado 10 % más de lo que acordaron con el FMI”.
Oxfam reconoce que “el FMI ha logrado algunas mejoras alentadoras al prestar atención a la protección social, la salud y la educación”, pero “debe hacer mucho más para evitar, en sus propias palabras, repetir los errores del pasado”.
La coalición considera que el Fondo debería permitir a los países una mayor flexibilidad en los objetivos de inflación y déficit, trasladar las negociaciones al discurso público, y respaldarlo todo con datos abiertos.
“Debería establecer objetivos de gasto social, en lugar de pisos, que puedan incrementarse rápidamente a través de diferentes formas de impuestos sobre el patrimonio y otras medidas progresivas, en lugar de simplemente crear espacio para más privatizaciones y recortes en otros lugares”, asentó finalmente el informe.
Ver La coalición Oxfam cuestiona los pisos de gasto social del FMI
Foto. Muchos países de bajos ingresos recortan el gasto público en una proporción muy superior a las erogaciones para protección social, educación y salud pactadas con el Fondo Monetario Internacional, lo cual resta recursos a la lucha contra la pobreza. © Fox/Unicef
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