El vociferante e impredecible presidente de Estados Unidos, Donald Trump, desde que llegó a la Casa Blanca hizo una guerra comercial con China, para contrarrestar sus “injustas” ventajas en materia de intercambio y aranceles, su violación de los derechos de propiedad intelectual y la manipulación de su moneda. Mientras tanto China venía construyendo un arsenal militar sin precedentes y se ha hecho uno de los principales actores mundiales en la producción y exportación de armas.
En un informe, publicado en enero 2020, el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (Sipri, en inglés), confirmó que China es ahora la segunda potencia armamentística mundial, solo por detrás de Estados Unidos, relegando al tercer puesto a Rusia. Eso después que en el periodo 2014-2018, los cinco mayores exportadores del mundo eran Estados Unidos, Rusia, Francia, Alemania y China, por ese orden.
Según el Sipri, ese vuelco responde a que la potencia asiática ha invertido considerablemente en la modernización de su industria de armamentos desde la década de los años 60, acelerando ese impulso desde 1999. Con esa política, uno de los objetivos principales es el de la autosuficiencia en la producción de armas y tecnologías avanzadas para sus fuerzas avanzadas.
La falta de transparencia de Bejing impide conocer el valor real de las ventas en el estratégico sector, con estimaciones basadas en datos poco confiables, hasta ahora. En su nuevo informe, Sipri sí ha podido identificar, con base en esas ventas estimadas, las cuatro principales compañías armamentistas chinas.
En 2017, de las 20 mayores empresas de armas del mundo, situadas en el Top 100 de Sipri, 11 pertenecían a Estados Unidos, seis a Europa occidental y tres a Rusia. De incluirse las cuatro mayores empresas chinas en el Top 100 de Sipri, todas ellas se ubicarían entre las 20 principales, con ventas combinadas estimadas en 54.100 millones de dólares. Tres de esas empresas chinas, de hecho, se ubicarían en el Top 10, puntualizó Sipri.
Esas cuatro compañías son Aviation Industry Corporation of China (AVIC), China North Industries Corporation (Norinco), China Electronics Technology Group Corporation (CETC) y China South Industries Group Group Corporation (CSGC). Las cuatro empresas estatales chinas se sitúan detrás de las cuatro mayores productoras de armas del mundo: Lockheed Martin, Boeing, Northrop Grumman y Raytheon, todos con sede en Estados Unidos.
Nan Tian, investigador del Programa de Armas y Gastos Militares del Sipri, afirma que en materia de calidad del armamento fabricado en China, la opinión general es que algunas de esas armas tienen poca calidad, en comparación con las realizadas en los países occidentales. “Pero hemos visto mejoras enormes en la calidad de las armas chinas”, agregó.
Tian es coautor del informe dado a conocer este lunes 27 por Sipri, junto con Fei Su, investigadora del Programa de Seguridad de China y Asia del Sipri. El investigador subrayó que la diferencia de calidad “es también uno de los factores por los que las armas chinas se consideran menos costosas que las alternativas occidentales”. “Pero hemos notado una gran mejoría en las armas chinas”, ha añadido. Los mayores compradores de armas chinas incluyen a Pakistán, Bangladesh, Myanmar y Argelia que son amigos o aliados de China.
Tian reconoció el vínculo de las ventas de armas con la política exterior de Beijing y sus estrategias y políticas como potencia. “Sí, de hecho (su exportación armamentista) tiene vínculos con su política exterior, pero ese es también el caso de Estados Unidos, Rusia y otros países”, adujo.
Según el Proyecto de Energía de China del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), con sede en Washington, Beijing también es un proveedor de armas para otros dos países asiáticos: Indonesia y Tailandia.
En África, sus mercados de armas incluyen a Argelia, Egipto y Marruecos, mientras que las armas chinas también se han utilizado en varios conflictos militares en la región, incluidos los de Sudán, Somalia y la República Democrática del Congo.
Nan dijo que China, como la mayoría de los otros proveedores de armas, a menudo proporciona sus armas mediante préstamos especiales o asociaciones económicas, que por ejemplo le garantizan un acceso preferente a reservas de minerales. En el caso de los préstamos, es común que durante los plazos de reembolso, Beijing condone el crédito como una forma de ayuda al país comprador, lo que convierte la venta en una donación parcial o parte de la asistencia bilateral, detalló el experto.
Sipri destaca que la mayor compañía armamentista china, AVIC, tiene ventas por un total de 20 100 millones de dólares, lo que la convierte en la sexta mayor del mundo, con su especialización en el sector aéreo, incluyendo aviones, armas y tecnología. Norinco, que se ubicaría como la octava empresa dentro del Top 100 del Sipri, alcanza ventas de 17 200 millones de dólares y es, en la práctica, la mayor productora mundial de sistemas de armas terrestres.
A diferencia de la mayoría de los demás gigantes armamentísticos del mundo, cada una de las compañías chinas se especializa en un segmento del mercado, destaca el Sipri. Además, la mayoría de las grandes compañías de armas no chinas fabrican una gama mucho más amplia de productos militares en diferentes sectores: cubriendo el sector aeroespacial, los sistemas terrestres y la construcción naval dentro de una sola compañía.
Un dato importante es que el Sipri cree que lo más probable es que las nuevas estimaciones sobre la gran escalada china como potencia armaméntisca sigan subestimadas. La falta de transparencia en las cifras de ventas de armas de las compañías chinas del sector continúa obstaculizando una comprensión completa de la industria de armas de China.
Sin embargo, esta nueva investigación actúa como una alerta importante que abre la posibilidad de realizar nuevas investigaciones, que permitan una averiguación más completa de la producción y ventas de armas de China.
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