Las principales potencias militares del mundo ejercen su dominio en gran parte debido a sus enormes arsenales de armas, que incluyen sofisticados aviones de combate, drones, misiles balísticos, buques de guerra, tanques, artillería pesada y armas nucleares de destrucción masiva (ADM).
Sin embargo, el repentino aumento de la pandemia de covid-19, en particular en Estados Unidos y en Europa, ha resucitado la cíclica pregunta que clama por respuesta: ¿la abrumadora potencia de fuego y las ADM se volverán obsoletas si las armas biológicas, actualmente prohibidas por una convención especial de las Naciones Unidas, pasan a ser usadas en guerras en un futuro lejano?
El mundo tiene en vigencia desde 1975 una Convención sobre las Armas Biológicas, que fue el primer tratado multilateral de desarme que prohíbe el desarrollo, la producción y el almacenamiento de una categoría completa de armas de destrucción masiva.
Según la Universidad John Hopkins de los Estados Unidos, que lleva un monitoreo de los casos de pandemia en el mundo, en el mes de noviembre, se habían acumulado a nivel global 57 076 577 millones de personas infectadas y 1 363 533 millones de personas fallecidas por el coronavirus. De ese total, Estados Unidos acumulaba 1 725 093 casos y 252 599 fallecidos, después de haber alcanzado en la tercera semana de noviembre el récord de personas contagiadas y muertas en un solo día, actualizando las estadísticas día a día.
El diario The New York Times citó a expertos anónimos que predijeron que Estados Unidos pronto informará más de 2000 muertes al día y que de 100 000 a 200 000 estadounidenses más podrían morir en los próximos meses. Algún especialista aseguró que en marzo próximo los muertos acumulados en ese país serían 471 000, si no hay una vacuna eficaz.
La pandemia también ha desestabilizado la economía mundial y la pobreza y el hambre en el mundo se han disparado a nuevos máximos. Y todo esto, sin que se disparara un solo tiro, en una guerra fallida de ocho meses contra un virus en gran propagación.
Natalie J. Goldring, investigadora y profesora adjunta del Programa de Estudios de Seguridad en la Escuela de Servicio Exterior Edmund A. Walsh, de la estadounidense Universidad de Georgetown, afirma que el mundo enfrenta múltiples crisis, con el potencial de devastar nuestras sociedades, incluyendo la del cambio climático y la guerra nuclear.
Sin embargo, recordó que el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, advirtió sobre otra posible crisis, que los terroristas podrían usar armas biológicas para producir resultados desastrosos. Y advirtió, “Si un grupo terrorista pudiera llevar a cabo las complejas tareas de crear y usar armas biológicas, la liberación intencional de un arma biológica podría ser incluso más mortal que la covid”.
Goldring entre sus otras actividades representa al Instituto Acrónimo de la Diplomacia del Desarme dentro de la ONU, en asuntos de armas convencionales y comercio de armas.
A juicio de la experta, Guterres puso sobre la mesa un punto importante, el de que “debemos enfocarnos de inmediato en prevenir este tipo de desarrollo”. “También necesitamos aumentar enormemente la capacidad de nuestras comunidades para responder a las enfermedades infecciosas”, añadió.
Los países a menudo amenazan con usar sus fuerzas para imponer su política exterior. ¿El uso de armas biológicas podría hacer obsoletas estas fuerzas convencionales y nucleares? se preguntó Goldring. Su respuesta es que “las armas nucleares ya son obsoletas y contraproducentes. Al continuar desarrollando y desplegando estas armas, los Estados aumentan el riesgo del robo nuclear e incentivan a otros países para que desarrollen armas nucleares como respuesta”.
Los riesgos de ataques bioterroristas que desplieguen gérmenes mortales, según Guterres, sería un desastre peor de la devastación económica y social causada por la pandemia. Y puso como ejemplo la de una enfermedad “manipulada deliberadamente para que sea más virulenta, o liberada intencionalmente en varios lugares a la vez”. Entonces se debería también “dedicar seria atención a prevenir el uso deliberado de enfermedades como armas”, afirmó durante una reunión digital del Consejo de Seguridad de la ONU.
Si los grupos terroristas adquieren el conocimiento para usar armas biológicas, los ataques suicidas y los rifles AK-47, podrían también volverse obsoletos.
“No creo que las armas biológicas se conviertan en la ola del futuro”, opina Filippa Lentzos, investigadora principal asociada del Programa de Armamento y Desarme del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (Sipri). “Muchos podrían alejarse de las bombas, pistolas y otras armas explosivas”, de hecho ya estamos en guerras híbridas con una mayor dependencia de la cibernética, la desinformación, etc. pero esto se está dando de manera desigual en el mundo. Es a esperar que habrá diferencias en la aceptación de estas armas “entre los actores estatales y no estatales. La forma en que veo las posibles armas biológicas futuras es como una forma de armamento de un nicho extremo, solo potencialmente ‘adecuado’ en circunstancias muy limitadas”, opina Lentzos.
Sin embargo, “no son los grupos terroristas los que son el problema aquí”, afirma Francis Boyle, profesor de derecho internacional en la Facultad de Derecho de la Universidad de Illinois, Estados Unidos. El problema “son los gobiernos terroristas como los de Estados Unidos, China, Rusia, Reino Unido, Israel y otros, que tienen las instalaciones de guerra biológica más avanzadas y las armas biológicas en el mundo que amenazan la existencia misma de toda la humanidad como lo está haciendo ahora el covid-19”, aseguró.
Ver el original Un arma que puede matar 1,5 millones de personas sin un solo disparo
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