Justicia, Paz, Integridad<br /> de la Creación
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Reglas para tomar decisiones éticas. Un itinerario compuesto por seis palabras clave

Alzo gli occhi verso il cielo 01.12.2022 Luciano Manicardi Traducido por: Jpic-jp.org

La morada delimita un territorio, marca un interior y un exterior, proporciona cobijo y seguridad. La ética traza límites, inspira normas, delimita papeles y funciones, señala lo que hay que hacer y lo que hay que evitar. La ética es el hogar de los humanos. La palabra griega êthos, de la que procede el término "ética", también tiene el sentido de "morada".

La etimología de la palabra "regla" remite a la raíz reg-, que significa "movimiento que traza una línea recta". En esta noción coexisten una dimensión material y otra moral. "La 'línea recta' representa la norma; regula, es 'el instrumento para trazar la línea recta' que establece la regla. Lo recto se opone en el ámbito moral a lo torcido, torcido; ahora bien, puesto que recto equivale a justo, honesto, su contrario, torcido, retorcido se identificará con traidor, mentiroso, etc.”.

Así pues, la dimensión ética está en el ADN de la ‘norma’. Y la ética es la forma en que el hombre habita el mundo, y lo habita con otros hombres. Del mismo modo que la morada delimita un territorio, señala un interior y un exterior, proporciona cobijo y seguridad, la ética traza límites, inspira normas, delimita papeles y funciones, señala lo que hay que hacer y lo que hay que evitar. La ética es el hogar del ser humano, esencial para habitar el mundo. No es casualidad que la palabra griega ‘êthos’, de la que procede el término ‘ética’, tenga también el sentido de ‘morada’, ‘habitación’.

Propongo algunas palabras que, en conjunto, conforman una ética mínima de comportamiento que puede actuar como brújula que oriente la convivencia con los demás. Es un itinerario compuesto por seis palabras clave que son otros tantos comportamientos que eslabonan: seriedad, respeto, lealtad, sinceridad, responsabilidad, integridad.

Seriedad

La seriedad es el requisito previo para construir un comportamiento ético. Es una condición básica para abordar las cosas y los asuntos con una actitud de consideración y atención, sea cual sea su magnitud, menor o mayor. Se trata de cómo se hacen las cosas, de cómo se trabaja. Es llegar al fondo de las cuestiones, evitar la superficialidad y fingir que no pasa nada, es negarse a delegar, a descargar los problemas en los demás, a actuar para complacer a alguien. Incluye la reflexividad, la diligencia, el comportamiento que lleva a no reaccionar ante un problema preguntándose cuál puede ser el beneficio o el perjuicio para la propia posición. La seriedad se niega a afrontar los problemas contemplándolos desde la perspectiva de la posible ventaja que se puede obtener de ellos. También es discreción y confidencialidad con respecto a las tareas que otros nos confían. Elección individual, la seriedad es también una actitud que contagia, del mismo modo que puede molestar. Demasiada seriedad por parte del individuo puede llevarle a no dejar pasar las cosas y a llegar al fondo de las cosas hasta el punto de destapar lo que uno quisiera que permaneciera oculto y no dicho, escondido en el silencio: cordadas, connivencias, camarillas, lobbies, favoritismos, intereses personales... Seriedad es entonces evaluar los efectos que nuestras elecciones pueden tener sobre los demás, y es también ponderación, dar peso (pondus) a las cosas. La seriedad no se permite evadir, tomar atajos, responder de forma mecánica y evasiva. Demuestra tacto y se convierte en respeto.

Respetar

El respeto, el arte de la estima mutua, es ante todo mirar con atención, mirar hacia atrás (re-spicere), observar con consideración. El respeto sabe valorar los límites y atenerse a ellos, conoce los límites de las propias acciones y no los sobrepasa. Sobre todo, el respeto sienta las bases para la creación de confianza, que es una dimensión necesaria de las relaciones éticas. La creación de un clima de confianza es una labor fundamental del liderazgo. Si siento confianza, me siento seguro, estoy motivado y entusiasmado. ¿Cómo se construye la confianza? Concretamente, mediante la palabra y el ejercicio del liderazgo. La palabra y el poder se combinan para generar confianza o, por el contrario, recelo, sospecha, desconfianza y, por tanto, descontento y desmotivación. Y esto representa un terreno fértil para comportamientos poco éticos. Cuando se habla, siempre se está ejerciendo el poder, y muchas actitudes poco éticas se suscitan por un uso arrogante, grosero, violento, irrespetuoso de las palabras, que presume que la otra persona sabe lo que no deba saber o se supone que no sepa. Si se rompe la confianza, afloran los comportamientos reticentes, la búsqueda del propio interés y el egoísmo. Si, para ganarse la aceptación, los líderes disminuyen cada día su seriedad y se vuelven menos exigentes, se quitan la base de su propia autoridad.

Lealtad

La lealtad se basa en la confianza. La lealtad es vinculación, alianza, acuerdo con vistas a los objetivos que hay que alcanzar y los caminos que hay que construir juntos. La lealtad debe cultivarla quien proporciona los objetivos dando explicaciones y razones adecuadas. En la lealtad, la voluntad se compromete con un fin, un objetivo. Y la voluntad es esa facultad compleja que implica que el que quiere también obedece a lo que quiere. El que quiere se da una orden a sí mismo y la obedece. La capacidad de querer es importante para la edificación de una persona que sabe determinarse éticamente. Si no se establece el vínculo de la lealtad, no de la lealtad ciega ni de la adulación, se abre el camino a las actitudes individualistas, a la autodefensa, al atrincheramiento en el propio espacio. La etimología de lealtad remite también a la ley y a la elección, a escoger: la lealtad es una elección cotidiana. El líder, el que gobierna y manda, debe saber ser elegido cada día como líder: no lo es sólo en virtud de su función, sino que debe saber merecer la confirmación diaria en el terreno. Si, para ser aceptados y reelegidos, los líderes disminuyen cada día su seriedad y se vuelven menos exigentes, se quitan la base de su propia autoridad. Y entonces se cae en la connivencia, en la mentalidad mafiosa. El comportamiento mafioso se materializa en lobbies, camarillas, bandas, complicidades, encubrimientos mutuos, intercambios de favores, creación de amigos-aliados y enemigos relativos. Así pues, la lealtad va de la mano de la sinceridad. La sinceridad, la lealtad y el respeto conducen a un uso veraz de la palabra, que no calumnia, no intimida, no chantajea. Un uso ético de la palabra.

Sinceridad

El comportamiento ético necesita la trasparencia de la sinceridad, de reconocer que hay algo turbio y nombrarlo o que hay algo limpio y decirlo. La sinceridad es franqueza, el arte de la libertad de expresión. Se acerca a la virtud de la parresía, la franqueza, la libertad de expresión, central en la antigua democracia ateniense. Sinceridad no es lo mismo que decirlo todo, sino no fingir y no mentir. La sinceridad es una comunicación clara que no engaña ni embauca. Se opone a la opacidad, al fango en el que se extiende la calumnia, palabras que trastornan y envenenan las relaciones, establecen relaciones de poder, crean desconfianza. Un clima turbio en el que puede proliferar la corrupción. La sinceridad es también el reconocimiento honesto del error, huyendo de los mecanismos de autojustificación y trasladando la responsabilidad a los demás. También los líderes deben asumir la capacidad de reconocer y asumir los errores cometidos por ellos mismos. Esto no socava, sino que refuerza la autoridad de una persona. La sinceridad, la lealtad y el respeto conducen a un uso veraz de la palabra que no calumnia, ni intimida ni chantajea. ¡Un uso ético de la palabra! El hombre veraz es el héroe de la palabra. En una situación en la que la palabra se manipula para manipular las conciencias y obtener poder sobre ellas, en la que la verdad se burla y se tergiversa, el "hombre de palabra", es decir, el que es veraz, el que se atreve con una palabra límpida y rigurosa, y está dispuesto a pagar el precio, se encontrará marginado. Charles de Montesquieu lo entendió bien en su "Elogio de la sinceridad": "Un hombre sencillo que sólo tiene que decir nada más que la verdad es visto como el perturbador del placer público. Se huye de él porque no gusta en nada; se rehúye la verdad que él proclama porque es amarga, de la sinceridad que él profesa porque sólo da frutos amargos, y se teme a esa verdad porque es humillante, porque hiere el orgullo -nuestra pasión preferida-, porque es un pintor verídico, que nos muestra deformes tal como somos en realidad". La palabra veraz es la palabra sin máscara, de hecho, desenmascara los juegos de poder y la corrupción de los corruptos. Esta palabra valiente es una expresión de responsabilidad personal.

Responsabilidad

La responsabilidad sitúa al individuo en un vínculo constitutivo con los demás. Me hace responsable de mí mismo, de mi comportamiento, de mi trabajo, de mis errores, ante los demás y ante mi conciencia. Hago hincapié en una dimensión de la responsabilidad. Re-spondeo, verbo que significa 'responder' y del que deriva el término 'responsabilidad', también tiene en sí mismo el significado de 'prometer'. Spondeo significa ‘prometer’. En la responsabilidad está la asunción de un compromiso con los demás y el cumplimiento de una promesa hecha. Una persona con talla ética es capaz de prometer y cumplir. La promesa, según Friedrich Nietzsche, es "memoria de la voluntad" y, como tal, implica responsabilidad. Nietzsche afirma que la historia del hombre que ha aprendido a prometer, a dar duración a la voluntad hasta el punto de construir historias, vínculos, pertenencias, "es la larga historia del origen de la responsabilidad". Por supuesto, prometer es delicado. No se puede prometer cualquier cosa (‘prometer la luna’). El exceso en prometer se convierte en mentira.

Además, prometer es siempre comprometerse a uno mismo, estar dispuesto a responder de uno mismo como ‘futuro’. Al prometer establezco una obligación (para conmigo mismo: me ordeno) y un derecho (en el destinatario de la promesa: me obligo a él). La promesa cumplida genera confianza y hace digno de confianza a quien ha prometido. Y habla de la capacidad del hombre para ser en lo que dice y en lo que hace: en sus palabras y en sus actos. Pero aquí llegamos a la cumbre de nuestro viaje, la integridad. Regocijarse en la satisfacción que da el saber que hacer el bien es siempre también hacer del bien a uno mismo.

Integridad

La persona tiene una integridad que le permite mantener unidas sus competencias profesionales y sus cualidades humanas y relacionales. La integridad se refiere a lo que está entero, incorrupto, no roto. Y, por tanto, tampoco doble. La integridad se refiere a la rectitud y al ser correcto, a la irreprochabilidad, a la solidez y a la coherencia. El hombre íntegro tiene una base interior sólida y no es manipulable por nadie ni está expuesto a ninguna inestabilidad. Es incorruptible. Así pues, la integridad se refiere a la honestidad u honradez. Y la honestidad, etimológicamente, recuerda al honor. La persona honesta es honrada y alabada por sí misma, incluso ante sus acciones y los productos de sus acciones. También es la persona que sabe habitar en sí misma, que está contenta consigo misma. Y puede regocijarse en esa satisfacción que proviene de la conciencia de que hacer el bien es siempre también hacerse el bien a uno mismo.

Ver, Regole per delle scelte etiche. Un itinerario formato da sei parole chiav

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Los comentarios de nuestros lectores (1)

Margaret Henderson 10.02.2023 I was very interested in the passage on 6 words to be considered for ethical choices, and applied them in my head both to small scale relationships such as husband-wife and immediate family but also to my experience of being in charge of the night shelter. I had made a small step in that direction from the start of the night shelter. Apart from a few small scale rules essential for the practical running of the shelter, the only key word I asked people to think about was RESPECT - respect for absolutely everyone involved in the shelter in any way.