“Somos el ‘no’ que Dios garabatea en la pared”, dijo el Cardenal Joseph Tobin, dirigiéndose a una reunión de líderes religiosos en Newark. Poco antes había dicho que él era “la pequeña persona que entra en la plaza en el medio de la ciudad y en la oscuridad de la noche garabatea en la pared el ‘no’ que tiene déspotas y dictadores despiertos en la noche y derriba el imperio de los malvados”.
La Fe en New Jersey (Faith in New Jersey en su sigla inglés) es una red multi-religiosa y multi-étnica en expansión, formada de líderes religiosos y comunidades creyentes que trabajan juntos para promover el camino de la justicia social y económica a nivel local, estatal y federal.
“De nuestro tiempo, nadie debe levantarse para luchar solo”, dijo el pastor de la iglesia, Timothy Jones. “Ahora más que nunca es tiempo para que todos los creyentes se unan y trabajen juntos por el objetivo común de construir la comunidad”.
La reunión fue patrocinada por la Fe en New Jersey, en apoyo a la reforma migratoria, y para la justicia racial y socio-económica. Debajo de la cúpula en madera de la Iglesia Bautista de Bethany, los líderes religiosos de New Jersey se comprometieron a estar del lado de aquellos que la agenda de la Casa Blanca tiene en su mira, y a construir su propio ‘muro’ de resistencia frente a las políticas del Presidente Trump.
Entre los 300 líderes religiosos estaba el obispo Mark Beckwith de la diócesis episcopal de Newark, el obispo Dwayne D. Royster, pastor fundador de Living Water United Church of Christ, y el senador Robert Meléndez, todos allí reunidos para decir que “Nadie se pone de pie o lucha solo”.
El objetivo primero de la Fe en New Jersey està en la cita del Doctor Martín Luther King Jr.: “Nuestro objetivo es crear una comunidad que se sienta amada y esto requerirá un cambio cualitativo en nuestro espíritu, así como un cambio cuantitativo en nuestras vidas”. Para la invitación a este evento, escribieron: “Como creyentes, tenemos el imperativo moral de dar voz a los que no la tienen, de defender a los que son golpeados y hacer llegar luz en donde hay tinieblas en seno a nuestras comunidades”. Durante el evento, el Senador Meléndez tildó de “cruel” el voto para revocar el programa de salud de Obama y declaró, en dirección a los presentes de diferentes credos religiosos, “es mucho más lo que nos une que lo que nos divide”.
El obispo Royster, que es también el director de la ONG Personas que se organizan para mejorar la comunidad (People Improving Communities through Organizing - PICO en su expresión inglés), dijo que la misma lucha que se hace para los indocumentados debe hacerse para “los negros, los pobres, y los que necesitan la atención de salud en el país”.
El Cardenal Tobin dio en el clavo afirmando que “los cristianos creemos que, sin acciones, nuestra fe está muerta: nuestra fe no es una recompensa ubicada en el cielo, es más bien el hecho de reconocer que entre nosotros hay gente en apuros y ayudarlos”.
“Lo que mantiene déspotas y dictadores despiertos en la noche y derriba el imperio de los malvados es la pequeña persona que en la oscuridad de la noche penetra en la plaza central de la ciudad y garabatea un ‘no’ sobre la pared y quiero decirles que nosotros somos el ‘no’ que Dios garabatea en la pared”, repitió el cardenal Tobin. “Somos el ‘no’ a una nación sin corazón, que deporta a las personas, separándoles de sus familias y de sus seres queridos simplemente por ser víctimas de un sistema en quiebra”, concluyó el Cardenal.
Desde una perspectiva política, puede haber muchos puntos de vista. Sin embargo, la humanidad y la fe cristiana nos prohíbe apoyar todo sistema injusto, toda norma que ofenda la dignidad humana, toda acción que acabe por ser “cultura de desperdicio”, nos recuerda el Papa Francisco. Toda lucha contra cualquier injusticia social es una fuerza que reúne los creyentes de diferentes credos, porque el único Dios siempre escucha y baja cuando el grito de los pobres y de los abandonados sube hacia Él.
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