Justicia, Paz, Integridad<br /> de la Creación
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¿Somos realmente honrados cuando hablamos de inmigración?

Butembo 12.11.2021 Jpaic-jp.org Traducido por: Jpic-jp.org

Lo que sucede en la frontera entre Polonia y Bielorrusia y en el Mediterráneo, lo que sucedió con los niños en la frontera con Estados Unidos - y la lista puede continuar -, demuestra claramente que las políticas migratorias están diseñadas por los interés de los países ricos y son el resultado de posiciones políticas más que humanitarias. Sin embargo…

Cuando se dice que hacemos poco por los inmigrantes, siempre se está hablando de gobiernos y personas de los países de llegada, pero cuando los inmigrantes se vuelven cada vez más "rehenes" de la geopolítica, uno se pregunta, ¿somos realmente honrados con estas personas? ¿Lo qué se dice y se hace "por ellos" y "en su nombre" es realmente por el bien de ellos, de sus familias, des sus países?

Anna Spenna -9 de noviembre de 2021 en el sitio web de VITA- escribe, citando a Gianfranco Schiavone: "Los rechazos ejercidos por Polonia son en todos sus aspectos ilegítimos. Bielorrusia ciertamente está explotando a las personas y las trata como armas de chantaje, pero el hecho de que hayan sido empujadas hacia la Unión Europea no autoriza a Polonia a bloquear su entrada", se entiende en Polonia (Diritto d’asilo, la Polonia fuorilegge). Entonces, entra un intruso o yo lo invito a mi casa y luego le digo, 'vete a la casa de mi vecino, de hecho te daré las llaves porque se me da la gana de acosarlo'. Mi vecino, ¿tiene que darle la bienvenida y no puede decirle: 'No sé cómo ni porque llegaste allí? Allí quédate o vuelve a tu casa'. ¿No estamos jugando con esta gente con el pretexto de que los llamamos "inmigrantes" y que nosotros, los buenos, tenemos que ayudarlos?

En diciembre de 1990, once años antes de que los atentados de las Torres Gemelas volvieran a poner de relieve el "problema de la integración", el entonces arzobispo de Milán, Carlo María Martini, pronunció un discurso sobre el islam. Sus palabras, extrañas quizás porque se alejan de ciertos clichés, pueden servir para repensar el fenómeno de la migración en la verdad y en el respeto a las personas.

“Me gustaría recordar aquí - dijo - un punto que me ha parecido poco analizado hasta ahora. Y es la necesidad de insistir en un proceso de 'integración', lo que es muy diferente de una simple acogida y algún tipo de acomodación. La integración implica la educación de los recién llegados para que se integren armoniosamente en el tejido de la nación anfitriona, para conocer sus leyes y usos fundamentales, para que no exijan tratamientos privilegiados desde un punto de vista legislativo que los convertiría de hecho en guetos y en potenciales focos de tensión y violencia".

El respeto mutuo requiere que el emigrante al llegar acepte una realidad a él desconocida. ¿Es esto posible si no está informado de lo que le espera antes de partir? Por supuesto, esto no es posible para quienes huyen de la guerra, ¿pero para los otros?

"¿No saben que al meterse a la mar en ciertos barcos arriesgan su vida?" "NO, no lo saben muy bien". Las tragedias cotidianas de los transbordadores que, en los países pobres, se hunden, provocando la muerte de mujeres y niños en los ríos o en brazos del mar, nos lo asegura. ¿Y cómo pueden negarse a ser la mercancía de políticas hegemónicas si, al final, el juego de ir al país de otro para irrumpir en la casa de su vecino sin ningún respeto a la ley resulta en un éxito?

No se puede ignorar el sufrimiento de los demás, pero la solidaridad requiere honradez y criterio sano desde el comienzo. La emergencia cerró los ojos ante este grave problema, insistió Martini, y advirtió con un ejemplo: "Es necesario hacer entender a los inmigrantes que vienen de países donde las normas civiles se rigen solo por la religión y donde religión y estado forman una unidad indisoluble, que en nuestro países, las relaciones entre el Estado y las organizaciones religiosas son profundamente diferentes”. Las minorías religiosas "tienen entre nosotros esas libertades y derechos a los que tienen derecho todos los ciudadanos", pero no pueden apelarse, por ejemplo, "a los principios de la ley islámica (shariah) para exigir espacios legales o prerrogativas específicas".

Un ejemplo que pone en juego todo el espacio social. El cardinal hizo una propuesta concreta: “Elaborar un camino de integración multirracial, que tenga en cuenta la integrabilidad real de las distintas etnias. Para tener una sociedad integrada es necesario asegurar la aceptación y la posibilidad de asimilación de por lo menos un núcleo mínimo de valores que forman la base de una cultura”, y citó la declaración de los derechos humanos y la igualdad de derechos de todos frente a la ley.

Esto implica de manera ineludible la disponibilidad a integrarse del que llega. ¿No es ilusorio e inhumano exigir esta aceptación de quienes llegan después de meses de sufrimiento, abusos, injusticias y derroche de energía económica y física vividos al margen de toda legalidad? ¿Cómo podemos esperarlo de quienes consciente o inconscientemente aceptan entrar en el juego de una geopolítica ilegal para llegar a un fin, incluso legítimo, pero aún sí personal?

A fuerza de querer considerar a los inmigrantes como personas, ¿no olvidamos cómo somos las personas? Seres de hábitos, a veces inconscientes y egoístas que, una vez asimilados, nos impiden repensar nuestros comportamientos. Meses de sufrimiento, de vivir sin patria, no ayudan por cierto a las personas a integrarse en una cultura que no conocen, con un idioma que no comprenden, en un sistema socioeconómico ajeno a su experiencia. Por cierto, el juego de empezar la aventura "fuera de la ley" no les ayuda a aceptar leyes desconocidas.

El cardenal Martini citaba la Regla de San Francisco de Asís donde habla de los "frailes que van entre los sarracenos" y explicó cómo deben hacerlo. San Francisco sugería sabiamente que el expatriado, como todo emigrante, antes de emprender su camino debe preguntarse si realmente estaba dispuesto a dejar atrás el mundo que es suyo para aceptar lo que va a encontrar. (Dall’intervento del Cardinal Matini Basílica de Sant'Ambrogio, 1990, Milán).

Es el comienzo de un lento proceso de integración que la inmigración regular debería asegurar - algo que desafortunadamente hoy no hace-, utilizando los tiempos de espera y los documentos.

¿Es legítimo esperar esto de la inmigración irregular? Esta nunca dará los frutos que esperan los que llegan y los que reciben, que esperan el país de origen y el país anfitrión. Esperarlo o pretenderlo es solo de personas engañadas, que se engañan a sí mismas o quieren engañar a los demás, incluso con las mejores intenciones que muchas veces no existen.

Los refugiados de guerra deberían quitar el sueño a los gobiernos que arrojan la piedra y esconden la mano. Y todos tienen derecho a buscar lo mejor para ellos y su familia. Pero aquellos que logran escapar de un destino económico a menudo cruel de un país donde las clases ricas locales cooperan con corporaciones extranjeras para explotar el suelo y el subsuelo, no son los más débiles, son los más sólidos física, psicológica, económica y profesionalmente. Tanto es así que estos inmigrantes aportan una gran riqueza de profesionalidad y mano de obra a los países de acogida. Pero lo hacen a costa de quitar esta riqueza a sus países pobres: es una nueva forma de colonización, una sangría comparable solo a la esclavitud.

Las remesas en efectivo ayudan a varias familias necesitadas, pero en su mayoría crean sólo generaciones dependientes de la ayuda extranjera que perpetúan la pobreza en sus países. Karl Marx diría que la emigración irregular está permitida, cuando no es deseada, por gobiernos corruptos y dictatoriales porque los liberan de un ejército de insatisfechos que podría convertirse en una fuerza revolucionaria.

Todos somos fruto de violentas invasiones llamadas "barbáricas". El trabajo de siglos ha dado lugar a civilizaciones gracias a una integración impuesta por las necesidades de la convivencia. La violencia de los matrimonios forzados, las mutilaciones femeninas, el abuso sobre los jóvenes y en especial sobre las niñas que quieren integrarse, el rechazo a las normas preventivas contra Covid19, las fugas de los centros de acogida, la violencia contra las trabajadoras sociales, no son solo fenómenos deplorables del actual sistema migratorio, sino síntomas que la trayectoria actual del fenómeno migratorio es errónea y solo produce violencia.

La integración es algo muy diferente, dijo Martini. Su conclusión podría ser que debemos tener el valor de reanudar el debate en los países de partida y antes de las salidas migratorias. O seamos dispuestos a aceptar lo que ha sucedido con todos los grandes fenómenos migratorios - vea la experiencia de los europeos en los Estados Unidos -: esperar una paz social sólo después de siglos de sufrimiento y violencia.

Ver Integrazione e annuncio del Vangelo. Ver también The Poland-Belarus Border Crisis Is a Harbinger of the Future y también Immigration, un débat biaisé

 

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Los comentarios de nuestros lectores (1)

Bernard Farine 29.11.2021 Aujourd'hui, en France, le débat sur l'immigration est hystérique, à cause des prochaines présidentielles et de l'influence forte des idées d’extrême droite et même de la droite qui fait de la surenchère. Avant cette période, assez ignoble, le choix de l'intégration était défendu en particulier dans le cadre de l'assimilation citoyenne et de la laïcité à la française. Le message s'est un peu brouillé avec les défenseurs du multiculturalisme et les revendications identitaires des descendants des pays colonisés (j'ai mis un certain temps à comprendre ce qu'on appelait les thèses "intersectionnelles"). Le texte évoque bien les difficultés de se positionner en face de ceux qui arrivent "pour sauver leur peau". Mais même parmi eux, ce sont bien ceux qui ont le plus de ressources économiques, culturelles et psychologiques qui réussissent à émigrer. Les plus pauvres subissent la domination et les guerres chez eux. Les dirigeants des pays riches qui prônent une immigration sélective selon leurs propres besoins ont des attitudes égoïstes mais de toute façon irréalistes car l'évolution économique et écologique du monde produira le débordement des barrières qu'ils veulent installer. N'hésite pas à me relancer sur le sujet. Je serai peu disponible les 25 et 26 car nous prenons quelques jours dans le sud de la France entre mes examens médicaux préparatoires. Sur place, dès le 27, je serai de nouveau disponible. Je ne me rends pas compte du nombre de textes restant à travailler. Amitiés