Un Programa de acción que promueva el desarrollo rural y la erradicación de la pobreza extrema y el hambre, para que la migración sea una opción y no una necesidad, era el principal objetivo de la reunión de Alto Nivel sobre migración, desarrollo y seguridad alimentaria en Mesoamérica, celebrada el julio pasado en la Ciudad de México.
“La migración debe ser un acto voluntario, y no un acto forzado. La pobreza, el hambre, el cambio climático, la inseguridad –es decir, un grave subdesarrollo– crean la tormenta perfecta en la que miles de personas solo ven una vía de salida: emigrar”, dijo el director general de la FAO, José Graziano da Silva durante la inauguración del encuentro. “La solución de fondo a la migración obligada, es el desarrollo”, afirmó ante más de 100 delegados de El Salvador, Guatemala, Honduras y México.
Graziano da Silva saludó el compromiso suscrito el pasado 1° de diciembre por los jefes de Estado de los cuatro países para impulsar un plan de desarrollo integral que combata la migración irregular. Además, comprometió el apoyo de la FAO a los gobiernos de esos países para promover el desarrollo de las zonas rurales que son centros de origen de migrantes.
El secretario del ministro de Agricultura y Desarrollo Rural de México, Víctor Villalobos Arámbula, expresó: “En México estamos convencidos que atender las causas que originan el fenómeno migratorio es una condición para que ésta sea opcional, no forzada”. “Esa es la vía mexicana, como la ha denominado el Presidente López Obrador, y estamos trabajando para demostrar al mundo entero que se puede prevenir y controlar este fenómeno si hay desarrollo, empleo y bienestar para todos en los lugares de origen”, afirmó.
Los gobiernos de México, El Salvador, Guatemala y Honduras han decidido construir un “Plan de desarrollo integral” que permita atender el fenómeno migratorio “con acciones que van a generar desarrollo y oportunidades a nivel local”.
El subsecretario para América Latina y el Caribe, Maximiliano Reyes, sostuvo que, con este encuentro, la FAO pretende lograr una estrategia que conlleva un diagnóstico focalizado para cada territorio, con políticas e instrumentos específicos que promuevan alternativas a la migración. Ningún país puede enfrentar este desafío compartido por sí mismo, lo que implica una solución regional: “Estamos convencidos de que la voluntad y el esfuerzo conjunto nos permitirán avanzar por el camino correcto y vamos a demostrarle al mundo que la migración es una opción y, de ninguna manera, una amenaza”, afirmó.
El Programa de acción considerará, entre otros aspectos, la resiliencia climática rural y la adaptación de la agricultura al cambio climático; la creación de empleo agrícola y no-agrícola; la generación de ingresos y la promoción de la agricultura familiar, y estará alineado con la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible y el Pacto Mundial sobre Migración, adoptado por la Asamblea de Naciones Unidas en diciembre de 2018.
El director general de la FAO llamó a los gobiernos a dar mayor apoyo al Corredor Seco Centroamericano, una zona de gran vulnerabilidad climática y altos índices de pobreza, cuyo deterioro está impulsando la migración. Según la FAO y el Programa Mundial de Alimentos, más de dos millones de personas han visto sus medios de vida severamente afectados, y 1,4 millones de ellas necesitan asistencia alimentaria ahora mismo a consecuencia de los efectos climáticos del pasado año.
En El Salvador, la FAO está apoyando la implementación del proyecto Reclima, el cual obtuvo financiamiento del Fondo Verde del Clima y beneficiará a 225.000 personas, trabajando con la gran mayoría de los municipios del Corredor Seco de ese país. “Debemos proponernos como meta que todos los municipios de esta región, en todos los países, cuenten con un programa centrado en la resiliencia climática para las poblaciones rurales”, concluyó Graziano da Silva.
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