Proverbios, expresiones de experiencias que dejaron signos en la vida y el alma de la humanidad marcan un campo de acción, indican un camino. Sin embargo, apuntan también a un peligro y subrayan una contradicción. Tal vez la sabiduría africana nos esté diciendo que la sabiduría y voluntad humana no son suficientes para traer paz a la tierra.
Así, cuando la sabiduría de un pueblo afirma: Es imposible hacer las paces con una espada (Kongo – República Democrática del Congo) y sostener: La guerra no es la solución a ningún problema (Mongo – República Democrática del Congo), otro proverbio del mismo grupo étnico asegura: Sin guerra, no hay paz (Mongo – República Democrática del Congo). La violencia está bajo los ojos de todos: La guerra es espontánea (Chitonga – Zambia); Los hombres que odian permanecen vivos; los pacificadores mueren (Nyanga – República Democrática del Congo); La paz es un certificado que te dan cuando entras en un cementerio (Wolof – Senegal).
La paz entra en crisis por las razones más diversas. Por ejemplo, si mentimos, renunciamos a la paz (Malgascio – Madagascar). Los conflictos pueden surgir de la incomprensión: Nadie odia a los demás; no se entienden correctamente (Ruanda).
Los que quieren la guerra entran en una lógica de destrucción. El espectador de un combate de boxeo grita: "¡Dale! ¡Acaba con él!" (Kiga – Uganda). Cuando el odio reina en una familia, el mundo está lleno de cadáveres (Mongo – República Democrática del Congo). La decisión de ir a la guerra produce, entre otras cosas, una forma particular de injusticia: Los ancianos toman la decisión de ir a la guerra, pero son los jóvenes los que tienen que ir (Baoulè – Costa de Marfil).
¿Una regla para vivir en paz? No molestes a los que son más fuertes que usted. La tortuga no muerde las patas del leopardo (Pigmeo – Gabón). No bromees con el que es más fuerte que tú (Rundi - Burundi). No provoques la ira de un hombre fuerte (Luo – Kenia). Lo mejor es retirarse ordenadamente: Dé paso a aquel que es más fuerte que tú (Swahili – Tanzania). Un leopardo nunca se reúne con una gacela (Zande – Sudán), porque no puede haber un diálogo verdadero cuando el enemigo es más fuerte. En el fondo, sin embargo, el que busca el conflicto es aquel que se toma demasiado en serio. Un sapo se encontró con un ratón en un pantano: Sé razonable y vivamos juntos: tú tienes mala suerte, y yo también (Rundi – Burundi).
¿Para evitar conflictos? La regla de oro: ¡Suavemente! ¡Con la fuerza, uno no obtiene nada! (Luganda – Uganda). El que es consciente de sus propios límites y de los daños que una confrontación violenta puede causar elige otros caminos: La rana amenaza, pero no va a la guerra (Buhumba – República Democrática del Congo). Si uno quiere vivir en paz, hay que mantener a raya lo que puede comprometerla: Quien no gusta de las moscas, tira muy lejos lo que las atrae (Rundi – Burundi); Si hay diez que te impiden pelear, también habrá diez para volver a poner tus intestinos en su lugar (Zande – Sudán).
El terco que quiere violencia soportará sus consecuencias. ¡Bendito sean los constructores de la paz! El que evita un conflicto es digno de un premio (Mongo – República Democrática del Congo). Desháganse de sus tiendas de campaña, acerquen sus corazones (Tuareg – Mali). La paciencia es mejor que el conflicto: El árbol de la paciencia tiene raíces amargas, pero su fruto es dulce (Popo – Benin); La paciencia es el talismán de la vida (Nago – Nigeria).
Ser paciente, olvidar, no alimentar el odio y el rencor, es difícil. Cuando uno está convencido de haber sido ofendido o tratado injustamente, uno entra en un estado mental particular y busca venganza. La tortuga le dijo al elefante: Puedes matarme, pero alguien me vengará (Zande – Sudán); El mosquito es como cualquier otra criatura viviente, pero cuando nos pica no nos importa (Gbande – Liberia); Si tienes mucha ira, dices muchas palabras (Oromo – Etiopía). La voluntad de vengarse de una fechoría sufrida crece con el tiempo: Se acabó para los ojos, pero no para el corazón (Yaka – República Democrática del Congo); Un viejo rencor y un palo nudoso te romperán las costillas (Somalo – Somalia).
Sin embargo, hay maneras que rompen la cadena de venganza. Por ejemplo, aceptar la idea de que todo el mundo comete errores: Una vaca se cae incluso si tiene cuatro patas (Kalenjin – Kenia); Ojo por ojo aumenta el deseo de venganza (Yoruba – Nigeria). No basta con mostrarse afligido por el dolor infligido. Decir Lo siento, no cura la herida (Chewa – Malawi). La tristeza es genuina si trae una actitud diferente. Es mucho mejor si uno es capaz de ir por el camino del perdón. Si tu vecino te insulta, no lo insulte a tu vez (Yaka – República Democrática del Congo); El que indulta evita los juicios (Yoruba – Nigeria); Si no hubiera delitos, no habría indulto (Ibgo – Nigeria); Perdonar es enseñar (Amhara – Etiopía).
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