La falta de representación de las mujeres en los procesos de paz es un obstáculo para la resolución de conflictos y el establecimiento de una paz duradera en la región de los Grandes Lagos. Por ello es importante centrarse en la integración de las mujeres en los niveles más altos en la toma de decisiones.
La participación de las mujeres en los procesos de paz en todo el mundo sigue siendo inferior a la de los hombres, aunque esté mejorando lentamente. Según ONU Mujeres, entre 1992 y 2019, las mujeres representaron de media el 13% de los negociadores y el 6% de los firmantes en los principales procesos de paz del mundo. En otras palabras, 7 de cada 10 procesos de paz no incluían a ninguna mujer mediadora o firmante.
Estos procesos no sólo excluyen a las mujeres de la toma de decisiones, sino que también se olvidan de incluirlas en estrategias que podrían reducir los conflictos y fomentar la estabilidad.
Centrarse en la inclusión de las mujeres en los procesos formales de paz pone de relieve el hecho de que la participación de las mujeres en la prevención y resolución de conflictos puede tener un impacto positivo antes, durante y después del conflicto. Este hecho indica también que los esfuerzos de paz más recientes han tenido dificultades para incluir a las mujeres. En particular, las mujeres fueron excluidas en gran medida de las negociaciones de paz durante la guerra de Ucrania.
En los debates oficiales relacionados con esta guerra, sólo hubo dos mujeres: Iryna Gerashchenko y Olga Ajvazovska. Formaban parte de la delegación ucraniana en las conversaciones de paz. Por parte rusa, no había ninguna mujer presente.
Esta falta de representación femenina en el proceso de paz sigue siendo un problema internacional. En este contexto, el Consejo de Seguridad de la ONU adoptó el 31 de octubre de 2000 la Resolución 1325 sobre Mujeres, Paz y Seguridad. Con esta resolución, la ONU exige a sus Estados miembros que tengan sistemáticamente en cuenta los intereses de las mujeres en las actividades de mantenimiento y consolidación de la paz. Reconoce que no puede lograrse una paz sostenible sin la inclusión plena e igualitaria de las mujeres.
La resolución comprende varios puntos claves, como aumentar el número de mujeres en todos los niveles de toma de decisiones. También pide que más mujeres participen en las negociaciones y acuerdos de paz dentro de las instituciones y mecanismos nacionales e internacionales. En esta línea, la resolución también pide que se nombre a más mujeres enviadas y representantes especiales del secretario general de la ONU.
Como lo explicó la investigadora y escritora Chineze J. Onyejekwe en una sesión especial celebrada en 2002: "El Consejo de Seguridad alentó a que se tuviera más en cuenta la integración de la perspectiva de género en la resolución de conflictos y la reconstrucción".
El Consejo de Seguridad de la ONU recomienda así a los actores políticos que tomen diversas medidas para fomentar la participación y la protección de las mujeres, y garantizar la prevención de conflictos y la promoción de la paz. Esto se haría en aras de la equidad, porque hay tantos hombres como mujeres y las mujeres representan la mitad de la población afectada por los conflictos.
Falta de representación de las mujeres en la firma de los acuerdos de paz en la región de los Grandes Lagos
En África Central, especialmente en la región de los Grandes Lagos, las mujeres son las víctimas más marginadas de los conflictos armados. En particular, sufren violaciones y violencias sexuales. Durante y después de los conflictos, a menudo se encuentran viudas y, como consecuencia, son a la cabeza de los hogares. Esto puede implicar que no se espere de ellas que participen en la búsqueda de la paz. Como lo esplica Marguerite Mutuminka, presidenta de COCAFEM - Concertation des Collectifs des Associations Féminines de la Région des Grands Lacs, creada en 2001 por Burundi, la RD del Congo y Ruanda-, "Nuestra cultura privilegia más a los hombres que a las mujeres. Su voz está amordazada. Y ésta es una lucha constante para garantizar que las mujeres puedan hablar y aportar soluciones en tiempos de guerra o disputa".
En Ruanda, por ejemplo, tras el genocidio de 1994, las organizaciones de mujeres fueron las primeras en iniciar el diálogo en las distintas comunidades. En Burundi, al inicio de las negociaciones de Arusha en 1996, sólo había 2 mujeres entre 126 participantes. Exigieron y obtuvieron un aumento de la representación femenina.
En la década de 1980, en Bukavu, en la República Democrática del Congo, las mujeres exigieron ser incluidas en el proceso de negociación de la paz y de reconstrucción del país. En respuesta, los gobiernos intentaron tener más en cuenta el elemento de género en sus políticas de gobernanza (Tukumbi Lumumba-Kasongo - 2017. Paix, sécurité et reconstruction post-conflit dans la région des Grands Lacs d’Afrique, p. 22).
Las mujeres deben participar en la toma de decisiones y en las negociaciones al más alto nivel si se quiere que tengan un impacto significativo. El nombramiento en 2013 de Mary Robinson (ex presidenta de la República de Irlanda) como enviada especial de la ONU para la región de los Grandes Lagos es un ejemplo de ello. Este nombramiento suscitó esperanzas de un mayor papel de la mujer al más alto nivel decisorio en los procesos de paz. Uno de los objetivos de su mandato era subrayar el papel crucial de las mujeres en la construcción de una paz duradera. Según la Sra. Robinson, ninguna sociedad puede progresar tanto social, económica y políticamente si parte de su población está marginada (Reilly, N. y Warren, R. (2014). Le Leadership et la participation des femmes, p. 6).
Teniendo esto en cuenta, en 2014 tomó la iniciativa de crear la Plateforme des femmes pour l’Accord-cadre pour la paix, la sécurité et la coopération pour la RD Congo et la région - Plateforme des femmes pour l'Accord-cadre pour la paix, la sécurité et la coopération pour la RD Congo et la région - (ACPSC). Esta iniciativa se creó para responder a la necesidad de facilitar y coordinar la contribución de las organizaciones de mujeres a la aplicación del Acuerdo Marco.
El Acuerdo Marco (ACPSC)
Es necesario detenerse en el ACPSC porque se trata de un acuerdo fundamental para el establecimiento de la paz en la región de los Grandes Lagos en general. El principal objetivo de este acuerdo es hacer avanzar el proceso de paz y reconciliación. El Acuerdo Marco ha sido ratificado por once países de la región y por cuatro organizaciones internacionales. Es interesante analizar aquí el lugar de las mujeres en el ACPSC y en las negociaciones que condujeron a su firma, así como la eficacia de su participación en el proceso de paz.
Se observa que las mujeres de la RDC siguen estando demasiado excluidas de los procesos de toma de decisiones políticas y de los esfuerzos relacionados con el proceso de paz en la región de los Grandes Lagos.
Esto podría explicarse, en primer lugar, por la persistencia de normas socioculturales que atribuyen a los hombres una posición de autoridad en el hogar. Además, la inseguridad y la inestabilidad aumentan las desigualdades de género.
El proceso que condujo a la firma del Acuerdo Marco marginó de hecho a las mujeres congoleñas y a las de la región en su conjunto. Si nos fijamos en el número de mujeres presentes en la firma del Acuerdo Marco, vemos que, de los 11 firmantes, todos eran hombres. Es más, de los 4 testigos presentes, sólo una era mujer (Nkosana Dlamini Zuma, presidenta de la Comisión de la Unión Africana). Sin embargo, las mujeres deberían participar en el proceso de toma de decisiones tanto como los hombres.
La mayoría de las veces, en las conversaciones de paz, las mujeres suelen desempeñar un simple papel de asesoramiento u observación, sobre todo a través de las organizaciones de la sociedad civil. Las mujeres rara vez ocupan puestos de decisión, lo que significa que sus opiniones y propuestas son invisibles. Por lo general, no se tienen en cuenta en la fase de firma.
A la luz de esta observación sobre el bajo nivel de representación de las mujeres en los procesos de negociación de la paz, tenemos que buscar formas de incluir a las mujeres.
Incluir a las mujeres en las negociaciones de paz en la región
De este análisis se desprende claramente que tener en cuenta la participación de las mujeres es un elemento importante en cualquier proceso de paz.
Dada la importancia de resolver los conflictos de la región de los Grandes Lagos de forma sostenible, es esencial ampliar el concepto de género en la consolidación de la paz.
Esto podría hacerse en primer lugar a nivel nacional e incluso regional, integrando a las mujeres en el más alto nivel de las instituciones, en puestos de responsabilidad. Por lo tanto, no basta con reservarles exclusivamente las cuestiones de género o de infancia. Las mujeres no deben limitarse a ocupar puestos en los que sean meras testigos u observadoras. Deben ser protagonistas en las discusiones y firmas de la paz. Así lo demuestra el nombramiento de Bineta Diop como enviada especial de la Unión Africana para las mujeres, la paz y la seguridad. Se trata, sin duda, de un paso adelante.
También sería necesario establecer una plataforma más eficaz para que las mujeres apliquen y supervisen los acuerdos regionales. Esto podría adoptar la forma de un comité consultivo, a través de organizaciones como la ya mencionada COCAFEM. También podría ser importante reconocer los esfuerzos de mediación informal a nivel local como parte integrante de los procesos de paz. De hecho, las mujeres desempeñan un papel cotidiano en la región de los Grandes Lagos.
Sin embargo, la inclusión de las mujeres en las negociaciones y los procesos de paz de la región también debe apoyarse a nivel internacional. Esto puede lograrse fomentando el cumplimiento de las normas internacionales sobre cuestiones relativas a la mujer, la paz y la seguridad. En concreto, el Consejo de Seguridad de la ONU podría garantizar que los gobiernos nacionales apliquen correctamente la Resolución 1325. Estos últimos podrían verse obligados a presentar planes de acción nacionales que indiquen con precisión las medidas que dichos gobiernos están poniendo en marcha para garantizar el cumplimiento de las obligaciones de la Resolución. Las asociaciones nacionales también podrían apoyar a las organizaciones locales de mujeres de la sociedad civil, para que puedan tener un impacto importante en la toma de decisiones.
Ver, Quels rôles jouent les femmes dans les processus de paix de la région des Grands Lacs ?
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