La hermana Sheila Kinsey, una Franciscana Estadounidense de las Hijas de los Sagrados Corazones de Jesús y María (FCJM), también es secretaria ejecutiva de la Comisión de Justicia, Paz e Integridad de la Creación (JPIC) de la Unión de Superiores Generales (USG) y Unión Internacional de Superioras Generales (UISG). Ella nos habla sobre lo que significa la "interconexión".
La Hermana Sheila coordina la Campaña Mundial Sembrando Esperanza para el Planeta. “El mundo está interconectado. La explotación de la Tierra está interconectada, las repercusiones de la extracción excesiva (es decir, del vaciar excesivo a través de minas terrestres y subterráneas) en las personas y sus efectos negativos están interconectados". Sin embargo, afortunadamente, "¡también lo es la capacidad de construir una barrera para frenar la explotación!".
Sembrando Esperanza para el Planeta es un proyecto abierto a las religiosas de todas las congregaciones asociadas con la UISG porque "tienen la oportunidad de marcar la diferencia en el cuidado del planeta".
Este proyecto es el resultado de la colaboración entre la Comisión UISG-JPIC y el Movimiento Católico Mundial para el Clima (MCMC). "El método es la Teología del Hacer: no limitarse a difundir información, sino preocuparse de tomar medidas". La hermana Sheila dice: “Un país como la República Democrática del Congo, por ejemplo, está a años luz de la Amazonía brasileña”. Sin embargo, la "explotación de las minas que tiene lugar en ambos países es casi idéntica. También existe una correlación entre la explotación de personas esclavizadas y el saqueo de la tierra".
"La destrucción que causa el acaparamiento de tierras en el Sertão brasileño es similar a lo que ocurre en la sabana mozambiqueña. Ambos casos crean personas esclavizadas, porque quitarles la tierra a los campesinos para entregarla a las empresas agrícolas genera pobreza y el desplazamiento de las personas, obligándolas a salir de sus tierras. La distancia no tiene nada que ver con eso. Podemos vivir a miles de kilómetros de distancia el uno del otro pero aún sufrir de los mismos atropellos", señala la Hermana.
Por eso es esencial unirse y adoptar instrumentos comparables a los que utilizan las grandes empresas mundiales cuando explotan la Tierra. “Las multinacionales son conscientes de las analogías entre diferentes tipos de cultivos, de suelo y subsuelo, entre el clima de áreas aparentemente distantes y entre tipos similares de tierra, lo que conduce a tipos similares de explotación. Depende de nosotros anticiparlos y contrarrestarlos, al vincular a los agricultores, los pueblos y las personas de un lugar a otro para que puedan intercambiar conocimientos y métodos para la resistencia. Es una estrategia. Como la que se ha organizado en contra del acaparamiento de tierras en Mozambique y que ha movilizado a la sociedad civil local e internacional contra el Pro-Savana, un proyecto del gobierno que quería transformar miles de hectáreas de sabana en mega cultivos de soja según el modelo de las haciendas brasileñas", recuerda la hermana Sheila.
“Cuando las personas hablan de industrias extractivas, generalmente se refieren al petróleo, al gas y los minerales, así como a las empresas que extraen estos productos. Pero, la tala y la plantación artificial de árboles en los bosques también deben considerarse una industria extractiva, porque la dinámica de la explotación forestal se parece mucho a la extracción de petróleo, gas y minerales. Nuestro trabajo es unir a las personas y sus experiencias en la lucha para desarrollar estrategias y diseñar mejores prácticas".
Todos aquellos que se unan a la campaña Sembrar Esperanza para el Planeta pueden encontrar herramientas en línea, que les permiten intercambiar información y celebrar reuniones en vivo. "Dios creó el mundo y todo lo que hay en él por amor. Toda la naturaleza no es más que una ventana a la infinita creatividad, fecundidad y gozo de Dios. Estamos llamados a repensar el lugar de la humanidad en el esquema de las cosas, dice la hermana Sheila. Nuestro punto de partida debe desplazarnos no como si fuéramos la meta de la creación, sino reorientarnos para que seamos los custodios del planeta, que es la forma de percibir la tierra como nuestro hogar".
Esta campaña está en línea con el Movimiento Católico por el Clima, que ha alentado a todas las organizaciones católicas a deshacerse de los combustibles fósiles. “La desinversión es lo opuesto a la inversión; implica el levantamiento del capital de inversión de acciones, bonos o fondos. El movimiento de desinversión e inversión pide a las instituciones que alejen su dinero de las compañías de petróleo, carbón y gas, por razones morales y financieras, alentando la reinversión en compañías de energía limpia que ayuden a resolver la crisis climática”, insiste la Hna. Sheila.
El 12 de septiembre, 15 instituciones católicas, incluidas la Conferencia Episcopal de Filipinas y las agencias de Caritas en Italia, Singapur, Australia y Noruega, anunciaron su desinversión de combustibles fósiles. A nivel mundial, el movimiento de desinversión ha alcanzado un nuevo hito de $ 12,1 billones en activos. De allí que la hermana Sheila concluye: "El objetivo es fortalecer la red y obligarnos a enfrentar nuestro mundo, que se está desmoronando, y que podemos ayudar a reconstruirlo nuevamente".
Véalo en su fuente original: World Campaign: “Sowing Hope for the Planet”
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