El Grupo de Trabajo para Acabar con el Problema de las Personas Sin-techo (Working group to End Homelessness - WGEH en su sigla en inglés), una ONG acreditada ante las Naciones Unidas, agradece a la ONU, particularmente a la Comisión del Consejo para el Desarrollo Social por su reciente compromiso de ayudar a las personas sin-techo de todo el mundo, extiende también su gratitud a todos los Estados Miembros que ya han incluido los sin-techo en sus planes para enfrentar a la COVID-19. Al mismo tiempo, la ONG aboga para “Una sólida y clarividente respuesta a todos los enlaces críticos que existen entre la falta de vivienda y el COVID-19” para garantizar que “nadie sea dejado a un lado” mientras se sigue en los esfuerzos para alcanzar los objetivos de Desarrollo Sustentable (ODS) de la Agenda-2030.
La ONG ante la ONU, Grupo de Trabajo para Acabar con el Problema de las Personas Sin Techo, reconoce y es muy consciente que los sin-techo son las personas más vulnerables a la pandemia del COVID-19. El coronavirus puede tener consecuencias devastadoras para los que viven en las calles o en centros de acogida superpoblados, donde ellos no pueden estar en cuarentena, lavarse las manos, o protegerse según las instrucciones que se nos han dado.
Como afirma Leilani Farha, Relatora Especial de la ONU sobre Los Derechos a una Vivienda Adecuada, “La vivienda se ha convertido en la primera línea de defensa contra el coronavirus. La casa es hoy una cuestión de vida o muerte”. ¿Cómo puede una persona mantener la distancia, lavarse las manos, utilizar las máscaras o guantes, aislarse y estar en cuarentena cuando no tiene ni una vivienda ni los recursos mínimos? Y, sin embargo, debemos reconocer que los que viven durmiendo en nuestras calles son parte de nuestras comunidades y que nunca estaremos verdaderamente protegidos y saludables si no lo están también nuestros vecinos más vulnerables.
En casi todas las sociedades hay una parte de la población casi nunca vista que está en mayor riesgo de contraer la enfermedad (o ya la han contraída), incluyendo los sin-techo. Ellos ya son afectados por diversos problemas de salud, lo que aumenta su vulnerabilidad al virus; y esto es normalmente el resultado de la falta de vivienda, comida, agua y de la pobreza.
Existen los sin-techo ocultos, a ellos no se les ve en la calle, pero están en alojamientos inseguros e inadecuados. Un escenario cada vez más común, resultado de la epidemia del COVID-19, es que las víctimas de violencia doméstica y de abusos están ahora confinadas entre cuatro paredes con sus abusadores en una situación de dependencia acuciante. Ya que las madres con niños constituyen la mayor parte de estos casos, el asunto de género y las familias son de gran importancia.
Los refugiados y migrantes internacionales, las personas desplazadas y las víctimas de la trata, además de los habitantes de los barrios marginales deben ser considerados también parte de este grupo de sin-techo ocultos. Normalmente, mujeres y niños son la mayoría que forman estos grupos. Los sin-techo ocultos tienen desafíos similares durante esta pandemia para mantener la distancia social, obtener servicios de saneamiento adecuados, satisfacer sus necesidades básicas y conseguir unos ingresos garantizados.
Estos hechos y la urgencia ética o moral son evidentes. Dada su extrema vulnerabilidad, debemos actuar para garantizar que las personas sin-techo y las que viven en viviendas inadecuadas sean protegidas, que sus desafíos específicos encuentren una respuesta y sus necesidades especiales satisfechas durante esta pandemia del coronavirus y también en el futuro. En una palabra, no podremos controlar el coronavirus sin que las iniciativas de salud pública estén al servicio de todos.
La ONG WGEH pide por lo tanto a la ONU y a sus Estados Miembros que en todos sus esfuerzos para enfrentar al COVID-19, incluyan explícitamente medidas para los sin-techo, y que lo hagan también en sus planes de respuesta humanitaria. En particular, requerimos lo siguiente:
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