Estas son las cifras del último informe sobre “El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo”. El objetivo del ‘Hambre Cero’ está lejos: el mundo lleva 15 años de retraso. Desnutridos como en 2008 y en 2023 735 millones de personas pasaron hambre.
El objetivo es el Hambre Cero para 2030, pero la meta aún está lejos y el monstruo del hambre está más vivo y vigoroso que nunca: así lo revela el último informe “El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo” (SOFI), publicado el 24 de julio de 2024, por cinco agencias especializadas de la ONU. En 2023, unos 735 millones de personas padecían hambre: es decir, una de cada once personas en todo el mundo. La situación es aún peor en África, donde hasta una de cada cinco personas padece hambre.
El informe anual, presentado este año en la reunión ministerial del Grupo de Trabajo de la Alianza Mundial contra el Hambre y la Pobreza del G20 en Brasil, advierte de que el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) nº 2, Hambre Cero, que debe alcanzarse en 2030, está aún muy lejos.
Por el contrario, el mundo ha retrocedido 15 años, cayendo a niveles de subnutrición comparables a los de 2008-2009. A pesar de algunos avances logrados en áreas específicas, como el retraso del crecimiento y la lactancia materna exclusiva, un número preocupante de personas siguen siendo víctimas de la inseguridad alimentaria y la malnutrición, en un contexto en el que los niveles de hambre en el mundo se han mantenido estáticos durante tres años consecutivos, con un número de personas hambrientas de entre 713 y 757 millones en 2023, es decir, unos 152 millones más que en 2019, considerando el rango medio (735 millones).
Fuertes diferencias regionales.
A nivel regional, las tendencias varían significativamente: la proporción de la población que padece hambre sigue aumentando en África (20,4 %), se ha estabilizado en Asia (8,1 %) - aunque el hambre sigue siendo un enorme problema en esta región, donde vive más de la mitad de las personas que padecen hambre en el mundo - y muestra signos de mejora en América Latina (6,2 %). Entre 2022 y 2023, el hambre empeoró en Asia Occidental, el Caribe y la mayoría de las subregiones africanas. Si estas tendencias continúan, en 2030 habrá unos 582 millones de personas con desnutrición crónica, la mitad de ellas en África. La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) han lanzado esta advertencia.
Esta predicción es muy similar a los niveles ya registrados en 2015, año en que se adoptaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible, y denota un alarmante estancamiento en el progreso.
Hambre, pero no solo. El informe revela que miles de millones de personas no tienen acceso a una alimentación adecuada. En 2023, unos 2.330 millones de personas en todo el mundo se enfrentaban a una inseguridad alimentaria de moderada a grave, una cifra que no ha mostrado ninguna evolución positiva importante desde que alcanzó su punto máximo en 2020, durante la pandemia de Covid-19. Entre ellas, unos 864 millones sufrían inseguridad alimentaria grave, quedando a veces sin comer durante un día entero o más. Esta cifra se ha mantenido obstinadamente alta desde 2020 y, a pesar de las mejoras observadas en América Latina, sigue habiendo una serie de problemas críticos más amplios, especialmente en África, donde el 58% de la población sufre inseguridad alimentaria moderada o grave. La falta de acceso a una dieta saludable por razones económicas también sigue siendo un problema grave, que afecta a más de un tercio de la población mundial. El informe revela que en 2022 más de 2.800 millones de personas no pudieron permitirse una dieta sana. Estas desigualdades son especialmente pronunciadas en los países de renta baja, donde el 71,5% de la población no tiene acceso a una dieta sana, frente al 6,3% en los países de renta alta. Más concretamente, el porcentaje ha caído por debajo de los niveles anteriores a la pandemia en Asia y América del Norte y Europa, mientras que ha aumentado drásticamente en África.
Obesidad.
Al mismo tiempo, las nuevas estimaciones de obesidad en la población adulta muestran un aumento constante en la última década, del 12,1% (2012) al 15,8% (2022). Se prevé que en 2030 habrá más de 1.200 millones de adultos obesos en el mundo.
La doble carga de la malnutrición, es decir, la coexistencia de desnutrición y sobrepeso u obesidad, se ha disparado en todos los grupos de edad de la población mundial. Mientras que la delgadez y la insuficiencia ponderal han disminuido en las dos últimas décadas, la obesidad ha crecido de forma desorbitada. Estas tendencias ponen de manifiesto la complejidad del problema de la desnutrición en todas sus formas y la urgente necesidad de proceder a intervenciones específicas ante el retraso en la consecución de los siete objetivos mundiales en materia de nutrición para 2030. Esta es la advertencia lanzada por las cinco agencias de la ONU.
Urge, por tanto, un enfoque múltiple para alcanzar el Objetivo 2 Hambre Cero: el informe reclama más financiación y un apoyo económico más rentable, con una definición clara y estandarizada de la financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición.
“Estimar el déficit de financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición y utilizar modalidades de financiación innovadoras para colmarlo deben ser nuestras principales prioridades”, escriben los responsables de las cinco agencias de la ONU en el prólogo del informe. “Las políticas, normas e intervenciones propuestas para erradicar el hambre y garantizar el acceso a alimentos sanos, nutritivos y suficientes para todas las personas (Objetivo 2.1) y para acabar con todas las formas de malnutrición (Objetivo 2.2) requieren una movilización masiva de recursos. No son sólo una inversión para el futuro, son también nuestro deber. Nos comprometemos a garantizar el derecho a una alimentación y una nutrición adecuadas para las generaciones presentes y futuras”.
Los países más necesitados de recursos son los que se enfrentan a mayores problemas para acceder a ellos: de los 119 países de renta baja y media analizados, alrededor del 63% se quejan de un acceso limitado o modesto a la financiación. Para cerrar esta brecha y reforzar la situación mundial de la seguridad alimentaria y la nutrición, es necesaria una acción coordinada que armonice los datos, refuerce la tolerancia al riesgo y mejore la transparencia.
Véase, Onu: la fame colpisce una persona su 11. In Africa, una su 5
Foto. © WFP/Alexis Masciarelli
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