La agricultura y los sistemas alimentarios son responsables de la emisión de grandes cantidades de gases de efecto invernadero, y transformarlos es mucho más complicado que descarbonizar la producción de electricidad. Pero hay formas de hacerlo. He aquí cinco de ellas: las granjas de carbono y la agricultura regenerativa, los fertilizantes inteligentes, la fermentación de precisión, la agricultura vertical y el biogás. Aunque la mayoría de nosotros no tenemos las manos en la masa, es interesante saber que existen soluciones a los problemas.
En todo el mundo, alrededor de un tercio de todas las emisiones de gases de efecto invernadero proceden de la agricultura y los sistemas alimentarios. La huella de carbono de estos sistemas proviene toda de las emisiones del cultivo, la transformación, el transporte y de los residuos alimentarios. La agricultura también es vulnerable a los efectos del cambio climático y, como demuestra el conflicto de Ucrania, la geopolítica puede afectar a los sistemas alimentarios.
Varias tecnologías pueden contribuir a descarbonizar los complejos sistemas que vinculan entre ellos a productores y consumidores. También pueden hacer que nuestros sistemas alimentarios sean mucho más resistentes a las amenazas mundiales. He aquí cinco que, en nuestra opinión, tienen un inmenso potencial.
1-. Granjas de carbono y agricultura regenerativa
Hoy en día, la mayoría de las emisiones de gases de efecto invernadero relacionadas con la alimentación proceden del cultivo de alimentos y se emiten cuando se laboran los suelos. Es importante saberlo, porque el suelo, que se deja intacto almacena carbono.
Sin embargo, bastan unos pocos cambios relativamente menores en su gestión para volver a convertir los suelos en depósitos de carbono. Por ejemplo, plantar leguminosas y cultivos forrajeros cada dos o tres años, en lugar de cultivos básicos como el trigo o el maíz, o sembrar cultivos de cobertura en otoño para evitar que los campos queden desnudos, permite acumular materia orgánica y ayuda al suelo a absorber carbono. Además de contribuir a frenar el cambio climático, protegen el suelo de la erosión.
La idea de diversificar los cultivos puede parecer tecnológicamente sencilla, pero funciona. Es más, una nueva generación de herramientas agrícolas inteligentes, como los equipos que utilizan metadatos e inteligencia artificial, pronto ayudarán a los agricultores a adoptar prácticas que produzcan alimentos a la vez que secuestran carbono.
Las herramientas inteligentes forman parte de una revolución digital de la agricultura, también conocida como agricultura de precisión, que permitirá a los agricultores de reducir su impacto en el medio ambiente y medir la cantidad de gases de efecto invernadero capturados por sus campos, creando un registro de carbono que documente sus esfuerzos.
2-. Fertilizantes inteligentes
Transformar el nitrógeno del aire en abono suele requerir muchos combustibles fósiles. Además, a los agricultores no les resulta fácil poner exactamente la cantidad adecuada de fertilizante en el lugar y en el momento adecuados para que los cultivos lo utilicen con eficacia.
A menudo se aplican demasiados fertilizantes. Los cultivos no absorben todos los fertilizantes y esto provoca contaminación en forma de gases de efecto invernadero y contaminantes en el agua. Pero la nueva generación de fertilizantes podría resolver estos problemas. Los biofertilizantes inteligentes utilizan microorganismos que han sido criados o modificados para vivir en armonía con los cultivos, captando los nutrientes del medio ambiente y suministrándolos a los cultivos sin residuos.
3-. Fermentación de precisión
Los seres humanos desde siempre han utilizado microorganismos para transformar azúcares y almidones en productos fermentados como la cerveza, el vino y el pan. Pero dentro de poco, la fermentación de precisión se utilizará para elaborar muchos otros productos.
Esta tecnología se utiliza desde hace tiempo para crear casi toda la insulina del mundo, así como el cuajo, la enzima utilizada para fabricar queso. Recientemente, Estados Unidos ha autorizado el uso de proteínas lácteas fermentadas de origen no animal -obtenidas insertando en los microbios genes productores de leche - en la fabricación de helados, que ya están en el mercado. Es sólo cuestión de tiempo que los productos derivados de la fermentación de precisión se generalicen en los supermercados de todo el mundo.
En el futuro, si se alimenta a los microorganismos de fermentación con productos de desecho (como granos de cervecería sobrantes o restos de almidón de proteínas vegetales), los agricultores podrían crear alimentos de bajo impacto y alto valor a partir de materiales orgánicos que, de otro modo, irían a la basura y se descompondrían en gases de efecto invernadero.
4-. Agricultura vertical
Aunque no hay nada mejor que la fruta y la verdura frescas, recogidas cuando están maduras y consumidas de inmediato, la triste realidad es que la mayoría de los productos “frescos” que se consumen en Canadá, el norte de Estados Unidos y el norte de Europa proceden de granjas industriales del suroeste de Estados Unidos o del hemisferio sur. La huella de carbono de esta cadena de “fresco” de larga distancia es considerable, y la calidad de los alimentos no siempre es óptima.
Una nueva generación de granjas verticales puede cambiar la situación utilizando luces LED de bajo consumo para cultivar alimentos localmente durante todo el año. Estas instalaciones de cultivo con control ambiental requieren menos agua y esfuerzo que las granjas tradicionales, y producen grandes cantidades de fruta y verdura fresca en pequeñas parcelas.
Estas instalaciones están surgiendo por toda América del Norte y Europa, pero sobre todo en Singapur y Japón. Aunque todavía hay mucho debate sobre si las granjas verticales actuales son mejores en términos de consumo de energía, cada vez se está orientando más hacia el uso de energías renovables para garantizarles un suministro neutro en carbono y producir alimentos frescos durante todo el año, incluso en el norte de Canadá.
5-. Biogás
El estiércol de las instalaciones ganaderas es difícil de gestionar, ya que puede convertirse en una fuente de contaminación del agua y de gases de efecto invernadero. Sin embargo, si el estiércol se coloca en un digestor anaerobio, es posible capturar el metano producido y convertirlo en gas natural verde.
Si se diseñan adecuadamente, los digestores de biogás también pueden transformar los residuos orgánicos municipales en energía renovable, dando a la agricultura la oportunidad de contribuir al desarrollo de la energía sostenible. Esto ya está ocurriendo en las granjas de Ontario, donde una nueva generación de digestores de biogás está aumentando los ingresos agrícolas y substituyendo los combustibles fósiles.
Fomentar la transformación del sistema
Estas tecnologías son aún más interesantes cuando se combinan entre sí. Por ejemplo, los colectores de biogás instalados en las explotaciones ganaderas podrían proporcionar la energía necesaria para el funcionamiento de las plantas de fermentación que producen productos lácteos de origen no animal.
Del mismo modo, si las proteínas de origen vegetal, como las de leguminosas entre ellas los guisantes, se producen en granjas con técnicas de agricultura regenerativa y se procesan localmente, el almidón sobrante puede utilizarse para fermentaciones de precisión. Aunque no sabemos si este proceso puede aplicarse a gran escala, sus beneficios potenciales para la sostenibilidad son inmensos.
Para aprovechar estas oportunidades, necesitamos desarrollar empresas agroalimentarias con sistemas alimentarios circulares, de modo que los residuos de una etapa se conviertan en insumos valiosos para otra. Un complemento esencial de los sistemas alimentarios circulares será el seguimiento del carbono desde el campo hasta la mesa, para poner de relieve sus beneficios.
Las tecnologías que permiten una economía alimentaria circular neutra en carbono alcanzarán pronto su madurez. Dentro de unos años, las cinco tecnologías descritas deberían ser de uso generalizado.
El mundo se enfrenta ahora a uno de los mayores retos del siglo: cómo alimentar bien a la creciente población mundial al tiempo que se hace frente al cambio climático y se evita destruir los ecosistemas de los que dependemos para vivir. Pero pronto deberíamos disponer de las herramientas necesarias para alimentar al futuro y proteger el planeta.
Ver, Cinq technologies qui pourraient contribuer à rendre le système alimentaire neutre en carbone
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