¿Tienen los que están en la ONU, la misma percepción de la ONU que la gente que están fuera de ella? Minh-Thu Pham se ha incorporado recientemente como becaria no residente en el “Programa de Orden Global e Instituciones” de la Fundación Carnegie para la Paz Internacional. Sin embargo, ha llevado varios años trabajando en la ONU.
P/. ¿Cómo era trabajar en la ONU, en sus años en la Secretaría?
R/. Fue a la vez inspirador y humillante: inspirador porque tienes que colaborar con una comunidad de 193 naciones en defender los valores que ellas han acordado, y humillante porque tú (o per menos tu jefe, el secretario general) no tienes poder ni influencia. Todo lo que realizas depende de la dinámica entre los Estados miembros, y el éxito de tus esfuerzos depende en última instancia de si están de acuerdo o no. Pero cuando los Estados miembros ven que cooperar redunda en su interés, las cosas pueden andar muy bien.
Aun así, mi experiencia fue un tanto singular. Llegué a la Oficina Ejecutiva del secretario general en enero de 2005, durante un periodo de profunda crisis. A preguntas de la prensa, el entonces secretario general, Kofi Annan, declaró que la guerra de Irak no se ajustaba a la Carta de la ONU y, por tanto, era ilegal. Normalmente, las tensiones surgen en la ONU como resultado de desacuerdos entre Estados, pero en este caso se trataba del Estado miembro más poderoso de la ONU (Estados Unidos) y su máximo responsable, que trabaja a instancias de sus miembros.
Ello dio lugar a varias investigaciones sobre la ONU del Congreso estadounidense, amenazas de retener la financiación de la ONU y una investigación independiente, entre otras cosas. Yo fui encargada personalmente de apretar la respuesta de la ONU. La respuesta incluía varias reformas y, al final, conseguimos un acuerdo sobre el principio de la “Responsabilidad de Proteger”, importantes cambios institucionales en materia de derechos humanos y de la consolidación de la paz, y medidas para mejorar la gestión y las operaciones.
P/. ¿Qué relevancia tiene hoy la ONU, casi ocho décadas después de su creación?
R/. La relevancia de la ONU ha sido cuestionada casi desde su fundación, pero las grandes potencias acaban decidiendo que les beneficia intentar trabajar con ella. Coordinar políticas a través de una institución de alcance mundial puede ser más eficaz que trabajar bilateralmente.
Dicho esto, ahora mismo la confianza entre los gobiernos parece estar llegando a un punto de ruptura, y la legitimidad de Estados como Estados Unidos, que ayudaron a establecer el orden mundial, está siendo seriamente cuestionada. Esto ocurre justo en el momento en que más se necesita la cooperación mundial.
Los clubes alternativos y las alianzas emergentes, aunque útiles para ciertos fines, también reflejan la transición de poder en la que nos encontramos. La expansión del BRICS puede aportar a esos países una mayor influencia en la ONU, que es el único foro donde el resto del mundo en desarrollo está representado junto a los más poderosos. Al menos a medio plazo, creo que los gobiernos seguirán acudiendo a la ONU. Si el BRICS+ y otros quieren liderar o influir en el llamado Sur Global, tienen que ir dónde están esos países, y eso es la ONU.
P/. ¿Qué explica los fracasos de la ONU? ¿Es capaz de reformarse, por lo menos en algunos aspectos?
R/. La ONU ha sufrido fracasos dramáticos, a menudo como resultado de la indecisión, ya sea cuando los Estados miembros no podían ponerse de acuerdo, como en la guerra de Siria; o cuando su acuerdo estuvo muy por debajo de lo necesario, como en Bosnia o Ruanda; o cuando han aplicado selectivamente, o no les han aplicado por nada, las normas internacionales para satisfacer sus intereses, como en la invasión rusa de Ucrania.
La reforma puede significar diferentes cosas: desde el debate en curso sobre la ampliación del Consejo de Seguridad hasta cambios institucionales significativos, pero menos glamurosos para ayudar a la ONU a mejorar sus resultados. Conseguir que los países acuerden cambios importantes depende de la confianza entre los Estados miembros y de que exista una amplia coalición de Estados comprometidos, respaldada por una estrategia política sólida y por la presión exterior. En última instancia, la reforma consiste en cambiar el funcionamiento de la ONU para mejorarla.
P/. ¿Cuál es el aspecto de la ONU que ha pasado desapercibido y que le gustaría que se conociera más?
R/. Creo que el proceso relativamente abierto de creación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS): ha sido en sí mismo una reforma de la toma de decisiones de la ONU y una historia que merece la pena comprender. (Esto puede ser muy interesado de mi parte, ya que estuve profundamente involucrada en ello).
Lo que ocurrió no fue un cambio de reglas, sino de prácticas. En el proceso de decisión sobre los ODS, los Estados miembros tuvieron en cuenta las ideas y pruebas de los gobiernos (incluidos los organismos locales y regionales), los organismos y programas de la ONU, las organizaciones ajenas a la ONU y las nuevas partes interesadas que contribuyeron a popularizar los ODS y cuya experiencia necesitamos para ponerlos en práctica. Fue el "multilateralismo en red" en la práctica, y no creo que la toma de decisiones de la ONU pueda volver a restringirse a las personas más interesadas.
Verdad que sí, estamos todavía lejos de alcanzar los ODS, que siempre fueron ambiciosos, y la pandemia de coronavirus nos ha hecho retroceder aún más. Necesitaremos la solidaridad demostrada en 2015 - en los ODS, el acuerdo de París sobre el clima y la financiación de la agenda para el desarrollo - y más para acercarnos.
P/. ¿Qué opina de la relación, a menudo ambivalente, entre la ONU y Estados Unidos?
R/. Es una tensión condicionada por el tejido de la ONU. Estados Unidos ayudó a crear la ONU y el orden mundial existente, incluidas las normas y principios que determinan el comportamiento de los Estados y las instituciones que los apoyan. Washington acata esas normas, al menos la mayor parte del tiempo, porque le interesa que los demás vean que lo hace para que los demás también lo hagan. En última instancia, Estados Unidos acude a la ONU si, haciéndolo, logra sus objetivos. Sin embargo, debe tener en cuenta que cuando no acude a la ONU, debe acudir a otra parte. Si Estados Unidos no acude cuando debe o no cumple su compromiso en los acuerdos, erosiona su legitimidad como garante del orden mundial. Ésa es una de las razones de la crisis en la que nos encontramos.
P/. ¿Cuál será su enfoque en Carnegie?
R/. Me interesa saber cómo las organizaciones internacionales, al instar de la ONU, pueden mejorar sus resultados, especialmente en respuesta a los profundos cambios y a las graves crisis actuales. ¿Cómo deben adaptarse estas instituciones? Las personas y los países más afectados por la crisis han tenido muy poco que decir sobre lo que les ocurre, pero encontrarán formas de hacerse oír. ¿Cómo se desarrollará, entonces, esta situación, sobre todo teniendo en cuenta que el autoritarismo se está imponiendo en muchas partes del mundo y que la gente no confía en que sus propios gobiernos les representen o cumplan sus promesas?
Ver, A UN Expert on the Institution’s Successes, Failures, and Continued Relevance
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