¿Quién paga los daños causados por la crisis climática? Esta es la pregunta que ha inspirado un estudio pionero que acaba de publicar la revista ‘One Earth’. Saudi Aramco y Exxon, por ejemplo, serían responsables de unos 43.000 y 18.000 millones de dólares anuales de daños, respectivamente. La rusa Gazprom de más de 20.000 millones. Luego Shell (16.300 millones), BP (14.500 millones), Chevron (12.800 millones), Total Energies (9.400 millones)
¿Quién paga los daños causados por la crisis climática? Esta es la pregunta que ha inspirado un estudio pionero que acaba de publicarse en la revista One Earth. Una pregunta que también está de actualidad en Italia debido a las inundaciones que asolaron Emilia-Romaña, causando no sólo víctimas sino también enormes daños económicos. El estudio es el primero de este tipo en el mundo y se basa en una lógica simple y rigurosa: puesto que ahora está claro que la principal causa del calentamiento global y, por tanto, de la crisis climática es el uso de combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas), para pagar los daños causados por el clima enloquecido hay que acudir y reclamar a quienes extraen, producen y ponen en circulación este ‘veneno’, climáticamente hablando. A saber, Big Oil, las grandes compañías de petróleo y gas y la industria de los combustibles fósiles en general. En la que de hecho se centran las estimaciones del estudio.
Según el estudio, las 21 mayores empresas de combustibles fósiles del mundo serían responsables colectivamente de unos daños a venir de 209.000 millones de dólares al año como consecuencia de la crisis climática en el período 2025-2050. En todo el periodo, la cifra rozaría los 5.400 billones de dólares. El estudio entra en el detalle de cada una de las empresas. A Saudi Aramco y Exxon, por ejemplo, se les atribuyen responsabilidades anuales de unos 43.000 y 18.000 millones de dólares en daños, respectivamente. A la rusa Gazprom, más de 20.000 millones. Luego Shell (16.300 millones), BP (14.500 millones), Chevron (12.800 millones), Total Energies (9.400 millones).
Pero, ¿cómo se llega a estas cifras? Por un lado, el estudio se basa en los datos de la Carbon Majors Database, que tiene en cuenta las emisiones acumuladas de CO2 (operativas y de producto) de las empresas más contaminantes del planeta, considerando el periodo 1988-2022. Por otro lado, en un análisis realizado por casi 750 economistas climáticos internacionales, que cuantificaban en 99.000 billones de dólares el daño económico mundial previsto debido a la crisis climática entre 2025-2050. A continuación, el valor de los daños se lo asignó a las empresas de combustibles fósiles en función de sus respectivas emisiones acumuladas, calculadas en porcentaje sobre las emisiones atribuibles al sector mundial de los combustibles fósiles.
Las cifras, ya de por sí enormes, podrían haber sido aún mayores si el estudio no hubiera hecho una serie de suposiciones muy conservadoras, es decir, si no hubiera sido especialmente cauto a la hora de asignar la ‘culpa’ de los daños y, por tanto, la responsabilidad de devolverlos. Por ejemplo, de los 99 billones de dólares antes mencionados, el estudio baja a 69,6 billones eliminando las fuentes no fósiles del calentamiento global.
De ellos, un tercio se lo atribuyó a la acción (o, más bien, inacción) de los gobiernos, un tercio al comportamiento de los consumidores y sólo un tercio (23,2 billones de dólares en todo el periodo, o 893.000 millones al año) a la industria mundial de los combustibles fósiles. Luego está el supuesto moral por lo que las empresas de combustibles fósiles de países de renta baja (como National Iranian Oil o Coal India) han quedado exentas, y la responsabilidad de las de países de renta media (la brasileña Petrobras, la mexicana Pemex, la propia Gazprom) se ha reducido a la mitad: esto se hace en deferencia a un ‘principio de necesidad’, es decir, teniendo en cuenta el hecho de que, incluso en el contexto de una crisis climática manifiesta, las poblaciones de los países menos desarrollados necesitan maximizar la contribución al desarrollo (en términos de, por ejemplo, ingresos fiscales o empleo) que ofrecen las empresas fósiles.
La siguiente pregunta que cabe hacerse es cómo pueden utilizarse ahora los resultados de este estudio, también con vistas a obtener reparaciones por los daños causados por la crisis climática. "Con un estudio como éste en la mano", responde el profesor Marco Grasso, de la Universidad de Milán-Bicocca, autor principal del estudio junto con Richard Heede, cofundador y director del Climate Accountability Institute, "un juez dispone de una base sólida para respaldar una demanda por daños y perjuicios, porque es la primera vez que se ponen sobre el papel cifras objetivas basadas en una estimación científica de los daños del cambio climático. Las demandas contra empresas de combustibles fósiles aumentan en todo el mundo, en las de Estados Unidos se habla ya abiertamente de reclamaciones de indemnización por daños y perjuicios, pero también podría ocurrir en otros sistemas".
La determinación de los daños, por ejemplo, está entre los objetivos de la demanda civil presentada contra Eni por Greenpeace, ReCommon y doce ciudadanos italianos por daños derivados del cambio climático al que supuestamente ha contribuido la empresa.
"Cada vez es más afinada", añade el profesor Grasso, "esa rama de la climatología llamada ciencia de la atribución, que vincula un único suceso extremo a una fuente específica de emisiones que cambian el clima: en el futuro será posible establecer conexiones directas para atribuir la responsabilidad de los daños. Cuando se piensa en quién debe pagar, se suele pensar en Estados, regiones o compañías de seguros. Pero ‘el elefante en la habitación’ son las empresas de combustibles fósiles, que tienen responsabilidades muy claras y podrían ayudar a pagar los daños".
Por último, hay que tener en cuenta que en el estudio sólo se consideraron los daños que pueden calcularse en términos de pérdida de PIB (Producto Interior Bruto): no se calcularon la pérdida de vidas y medios de subsistencia, la pérdida de servicios ecosistémicos, las extinciones ni otras dimensiones del bienestar. Es evidente que ampliando la visión ‘más allá del PIB’, los daños de la crisis climática despegarán.
Véase, Clima, le prime 21 compagnie fossili mondiali ci costano 209 miliardi di dollari l’anno
Deje un comentario