La que sigue es una declaración de Francis DeBernardo, Director Ejecutivo de New Ways Ministry, tras la publicación del informe final de la Asamblea General del Sínodo sobre la Sinodalidad. No reflecta la posición de este Boletín.
En los dos primeros años del Sínodo sobre la Sinodalidad, los católicos de todo el mundo expresaron un fuerte deseo de que la Iglesia se comprometa positivamente con las personas LGBTQ+. Hoy, el informe final de la primera Asamblea General del Sínodo decepciona al reafirmar simplemente el statu quo de la jerarquía.
Sin ninguna declaración positiva sobre las cuestiones LGBTQ+ en el documento, y con sólo dos referencias que simplemente afirman lo que ya se sabía cuándo comenzó el Sínodo, los católicos de todo el mundo se sentirán muy decepcionados. Después de dos años de pedir a la Iglesia que tenga un enfoque más positivo hacia las personas LGBTQ+, repetido una y otra vez en todo el mundo y en cada fase de las consultas del Sínodo, está claro que los católicos quieren una Iglesia más inclusiva.
Afirmar que las cuestiones LGBTQ+ son controvertidas en la Iglesia no plantea nuevas cuestiones, como sugiere el informe, ya que este hecho era conocido mucho antes incluso de que comenzara el Sínodo. Los líderes de la Iglesia han tenido décadas para conocer los avances científicos y teológicos sobre el género y la sexualidad. Del mismo modo, es bien sabido que las personas excluidas por la Iglesia a causa de su identidad o sexualidad quieren ser escuchadas. De hecho, las cuestiones a las que se refiere el informe no lo son de ahora.
El único reconocimiento de que la Iglesia necesita crecer está en una sola frase, en la que se admite que las actuales categorías antropológicas católicas no responden suficientemente a la nueva información que se va descubriendo a partir de la experiencia o del conocimiento científico. Sin embargo, la vaguedad con la que se describe este reconocimiento no proporciona suficiente confianza en que se pueda vislumbrar un cambio.
Aunque los católicos LGBTQ+, y quienes les apoyan, se sentirán decepcionados, rezamos para que no se desanimen también. Cuando el cofundador y el personal de New Ways Ministry se reunieron con él durante la asamblea del Sínodo, Papa Francisco nos aconsejó que nunca perdiéramos la esperanza, citando a San Pablo: "La esperanza no defrauda" (Romanos 5, 5).
La comunidad católica LGBTQ+ debe tomar en serio este mensaje del Papa Francisco. Las deficiencias del informe son una invitación a hablar de nuevo sobre sus alegrías, sus penas y su fe durante el año que queda de este viaje sinodal. No es el momento de desesperar. Ahora es el momento de seguir viviendo en la esperanza, y de hacer que esa esperanza cobre vida a través de la acción.
Es un progreso que las cuestiones LGBTQ+ se hayan discutido abiertamente, disolviendo décadas de silencio - o peor aún, de sólo mensajes negativos y dañinos - de los altos dirigentes de la Iglesia. Los católicos que desean un enfoque renovado del género y la sexualidad en la Iglesia seguirán rezando, dialogando y esperando en el último año del Sínodo y más allá.
Un mensaje alentador de esta primera Asamblea General del Sínodo es el número, al parecer considerable, de delegados que apoyaron un enfoque más positivo de las cuestiones LGBTQ+. La rumorología romana dejó claro que algunos participantes pedían con insistencia cambios en la práctica, el lenguaje y la enseñanza católicos en relación con las personas LGBTQ+. Un delegado habló con fuerza sobre un ser querido bisexual que se suicidó tras enfrentarse al rechazo de la Iglesia. Este informe final, sin embargo, no reconoce las contribuciones de estos participantes.
Nada cambia en el catolicismo de la noche a la mañana, pero el cambio nunca llega a ninguna institución si no hay un debate libre y abierto. Durante décadas, los teólogos católicos, los ministros de pastoral y los defensores que hablaron en apoyo de las personas LGBTQ+ fueron silenciados y desestimados. Con esta reunión, la Iglesia universal ha sí iniciado un diálogo institucional LGBTQ+; sin embargo, se suponía que iba a poner fin a décadas de obstinada supresión de las cuestiones de identidad sexual y de género, tan esenciales para el florecimiento humano, y tan importantes para que la Iglesia católica esté a la altura de sus mejores ideales de ser una “tienda abierta” donde todos son bienvenidos, todos son respetados y todos son tratados por igual.
Ver, New Ways Ministry: Synod Report Greatly Disappoints, But We Must Have Hope
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