El acaparamiento de tierras es un fenómeno cuya extensión, ritmo y continuidad son amenazantes; al menos 50 millones de hectáreas de tierras de cultivo han sido vendidas o arrendadas en los últimos años. Pero este no es un fenómeno reciente, como no lo es la resistencia campesina cuando se trata de contrarrestar los intereses o la arrogancia de los poderosos. Wikipedia informa sobre un movimiento no violento de desobediencia civil. Se trata de La lucha de Larzac (Francia)
La Lucha de Larzac de unos campesinos contra la extensión de un campo militar duró una década, de 1971 a 1981, y terminó con la victoria de los campesinos cuando el Presidente de la República, François Mitterrand, decidió abandonar el proyecto. Este relato es un ejemplo histórico y significativo.
La resistencia se organizó alrededor de 103 campesinos opuestos a la expropiación de sus tierras para ampliar el campo militar de 3.000 a 17.000 hectáreas, lo que afectaría a una docena de municipios y a una sexta parte de las 100.000 hectáreas de las mesetas de Larzac. En 1973, entre 60.000 y 100.000 personas de diferentes orientaciones políticas e ideológicas convergieron en el Larzac para apoyar a los campesinos y formar un movimiento heterogéneo que se entregaría una "guerra de desgaste" a las autoridades públicas. Fueron el caldo de cultivo de lo que más tarde se conocerá como el movimiento antiglobalización francés. La revista Gardarèm lo Larzac ("Conservaremos el Larzac" en dialecto local), que ha aparecido regularmente desde 1975, es un símbolo de echo. El movimiento también ayudará a popularizar la figura de Lanza del Vasto, fundador de las Comunidades del Arca, inspirada en la espiritualidad cristiana de la no violencia y la desobediencia civil.
Rebatiendo las afirmaciones del ministro de defensa de que este proyecto sería "muy útil no solo para la defensa nacional" sino también para la región de Larzac mediante la mejora de la electrificación rural, el suministro de agua y carreteras y que en cualquier caso el Larzac estaba muy escasamente poblado habiendo perdido dos tercios de su población, los campesinos demostraron que estos datos eran anticuados porque no tenían en cuenta la llegada de los "nuevos rurales"; que en 1971, alrededor de 90.000 ovejas allí pastoreaban, proveyendo leche para el queso Roquefort; que una quinta parte de este ganado estaría amenazada por un proyecto que no crearía empleos porque se trata de "un campo de entrenamiento donde las unidades solo están de paso".
De una manifestación a otra, de un juramento a la huelga de hambre, la lucha de lo muy local se vuelve regional y nacional, asocia instituciones católicas como la Juventud Agrícola Católica (JAC), militantes de todos los ámbitos, incluyendo partidos políticos. Se organizan acciones espectaculares: en 1972 un rebaño de ovejas es conducido hasta los prados del Champ-de-Mars en París y una nueva marcha es organizada el año siguiente. Se abre una escuela para cambiar la imagen de un "Larzac poblado por algunos viejos campesinos". En 1978, los campesinos marchan 710 km, apoyados en el camino por otros agricultores y, a su llegada, desfilan por las puertas de París con 40.000 personas. Es entonces cuando los campesinos, apoyados por un joven diputado, se encuentran con el candidato presidencial Mitterrand, quien les promete de "no olvidarlos". Le Monde definirá "El Larzac, una vitrina de la contestación".
Durante el conflicto, 3.500 activistas y simpatizantes compraron 6.180 pequeñas parcelas de las tierras destinadas a ser expropiadas, lo que complicaría el proceso porque cada propietario debía firmar el acuerdo para hacerlo legal. La organización de la resistencia se dio una junta directiva y dos reglas que serán respetadas durante diez años: solo los campesinos y habitantes del lugar tienen poder de decisión en las asambleas y la toma de decisiones se hace por consenso. El lema ¡Larzac está en todas partes! fue traducidos en eslóganes como Ovejas sí, cañones no y El trigo hace vivir, las armas matan. Jean-Paul Sartre, dos años antes de su muerte, les enviará una carta de apoyo: "Saludo a los campesinos de Larzac y saludo su lucha por la justicia, la libertad y la paz". Fueron organizados referéndums locales y cientos de trabajadores voluntarios pasaron sus vacaciones en la meseta para rehabilitar las infraestructuras: teléfono, rutas, edificios. Finalmente François Mitterrand, devenido Presidente de la República, el 10 de mayo de 1981 declara abandonado el proyecto de ampliación del campo militar Larzac.
No fue solo una victoria de los campesinos que mantuvieron su tierra, sino un golpe al tráfico de
tierras. Se había producido una lógica de especulación: los políticos ricos habían comprado tierras en Larzac pensando que, gracias a la expropiación, estas tierras multiplicarían por 10 su valor. El regreso a la normalidad, por cierto, no fue fácil. Todo terminó cuando una parcela de 6.300 hectáreas se convirtió en una unidad de tierra para fines agrícolas y los campesinos asumieron los medios legales para su administración. Las tierras, además, nunca habían sido abandonadas sin cultivar durante la lucha. Una lucha con exito entonces, llena además de enseñanzas.
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